Esta semana por circunstancias que no vienen al caso asistí a 30 minutos que se me hicieron cortos de Peter Boland, una de esas personas que saben mucho de marketing y de cómo transmitirlo. Así, aunque tú carezcas de conocimiento alguno sobre estrategia para colocar lo tuyo -sea lo que sea- al mayor número posible de seres, que es de lo que va el marketing, el hombre consigue ofrecerte una piedra angular sobre la que construir no un imperio pero sí una filosofía de empresa basada en principios de persona. Que es lo que una, ingenuamente, piensa que ha de ser. Y lo que, comercialmente, parece que es tendencia en la creación de valores de marca. Coherencia, constancia, fidelidad a uno mismo. Un tipo listo y británico desde que nació. Ser fiel a uno mismo. Comprender tu naturaleza, escucharla y actuar respetándola. Un niño que está lanzando tu cartera por la ventanilla bajada del coche o empujando un vaso de leche por el borde de la mesa es un niño, experimenta para aprender. Es fiel a sí mismo. Lo es el juez elegido por una mayoría conservadora que hace una interpretación y dicta una aplicación de la ley bastante alejada del centro. Sabe por qué está ahí. Lo es una madre cuando te dice que te va a servir dos cazos de puré y te sirve tres, y si no miras, cuatro. Es tu madre, está en su instinto querer alimentarte. Y lo es la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Santa Cruz que cada mes, en la cripta bajo el Monumento a los Caídos de Pamplona, reza por los franquistas, falangistas y carlistas que decidieron masacrar y/o masacraron a miles de personas en la Guerra Civil. Son fieles a sí mismos al acusar al fotoperiodista Clemente Bernad de querer grabar sus misas secretas y pretender llevarle a la cárcel.
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