Cada vez me resulta más difícil entender a los negacionistas. Los hay de muchos tipos: los que decían que no había pandemia en medio de la pandemia, los que no quieren reconocer que hay un cambio climático acelerado por la acción humana, los que se empeñan en repetir que el euskera no lo habla prácticamente nadie y no sirve para nada o los que dicen que la violencia de género no existe. Una vez más hemos visto a los representantes de Vox en el Parlamento Navarro con carteles que dicen que la violencia no tiene género. Una cosa es lo que les gustaría pensar, pero los datos son los datos, y son tozudos: este ha sido el septiembre más negro, junto con el de 2018, en lo que se refiere al número de mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas. 10 en todo el Estado. En los primeros nueve meses ha habido 50 víctimas y esto no no deja de crecer.
Desde 2003 se han contabilizado 1.234 mujeres asesinadas, víctimas del terrorismo machista. Y digo terrorismo porque esa es la situación en la que viven miles de personas, la inmensa mayoría mujeres, sus hijas e hijos. Aterrorizadas por un tipo que en cualquier momento, de día o de noche, puede aparecer y hacer lo que le dé la gana.
Hay mucho trabajo que hacer para darle la vuelta a todo esto y lo primero es la educación. El otro día por la calle oí a un chaval adolescente cómo les contaba a sus amigos su última “conquista”. Uno le preguntó : “¿Y la violaste al final?” y el chaval respondió: “No, porque ella no quería.” Lo dicho, hay mucho trabajo que hacer. Por favor señores negacionistas, no me digan también que el Skolae es una imposición y un adoctrinamiento porque se nos está yendo todo esto de las manos.