Es que no puedes sino que se te parta el corazón, de la nostalgia. Indurain acababa de ganar el primer Tour y un helicóptero le había posado sobre el campo de Peritos de Villava, del cual le había recogido un descapotable para que cruzara Burlada y subido al Palacio de Navarra, desde cuya balconada trasera había saludado a la multitud. Osasuna iba a comenzar su segunda participación en la UEFA, ante el Slavia de Praga, con Urban como estrella, tras quedar 4º la Liga anterior, su mejor clasificación de siempre. El presidente de España era González, el de Navarra Urralburu, en Estados Unidos estaba Bush padre y todavía existía oficialmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Tele 5, Antena 3 y Canal Plus apenas llevaban 1 año emitiendo. En ese contexto, dos chicos jóvenes, de 24 y 28 años respectivamente, se sentaban por vez primera en sus asientos del Parlamento de Navarra, que proclamaba presidente a Juan Cruz Alli. 28 años después de aquel momento, Carlos García Adanero y Alberto Catalán, de 52 y 56 años, van a levantar sus culos de los sillones, el primero enfilado a ganarse una plaza para ser diputado en el Congreso y el segundo lo mismo pero para el Senado. 28 años ininterrumpidos en la misma institución, viviendo -y muy bien- de la política y con la intención de alargar la situación cuando menos otros cuatro años más hasta 2023. Si las camisetas de los jugadores de baloncesto míticos cuelgan de los pabellones de sus equipos, las corbatas de estos dos tendrían que colgar sí o sí. A su lado, los 20 años que se ha pegado Nuin -que no repite ni opta a seguir de gira por Madrid como los upeneros- son casi una anécdota, aunque lejos aún de los 36 que lleva Cabases entre Parlamento -16 años- y Ayuntamiento -20-. Auténticos iconos del sillón atornillado al suelo y clavado hasta las mismísimas entrañas de la tierra. Servidores públicos les llaman.
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