Al nuevo secretario de organización de Podemos alguien le puso El Rastas, por su pelo al estilo rastafari, y El Rastas se le ha quedado, tanto que los medios de comunicación serios del país -llenos de consejos de administración con consejeros ilustres y libros de estilo y mucho autobombo sobre el periodismo- no han tenido reparos en titular la noticia de su nombramiento con el apodo del político canario, de nombre Alberto Rodríguez. Hace poco, una joven estudiante de periodismo puso en Twitter la noticia del nombramiento y exclamaba: “Y cosas peores vendrán. ¡Madre mía!”. Aún vivimos en la edad de piedra, aquella en la que se juzga como presentable a las personas según la ropa que lleven, el tipo de peinado y lo que se suele llamar la facha. Cosas peores vendrán? Hemos tenido cosas peores, mujer, mucho peores que un técnico en Química Medioambiental. Hemos tenido delincuentes de toda clase y condición, encarcelados por terrorismo de estado, corruptos, acosadores, vagos y maleantes, vividores que no han trabajado en el sector privado jamás y los que vendrán, pero hasta ahora no había habido bulo para poner motes y titular así las noticias. No hemos tenido un Rompetechos, una Focaburra, la Nazi o el Limitao. O sí, pero siempre se ha respetado que una característica no sea la que defina a nadie, hasta que llegó Podemos y decenas de barreras y límites morales aún no rebasados pasaron a mejor vida, con los consejos de administración de los medios -en manos de los bancos, como la inmensa mayoría de los medios de comunicación- en primera línea de fuego atizando mañana, tarde y noche. El Rastas. Supongo que es la falta de mundo que pueden tener ciertas personas a los 22 años -ciertas, no todas- la que lleva a creer que un mozo con rastas es algo negativo, tras el cual vendrán “cosas peores”. Me cuentan esto hace 30 años y no me lo creo. El futuro apesta al peor pasado.