uenta el desratizador que la rotonda es ideal para las ratas. En ella disfrutan de "hierba fresca, acceso a agua, cobijo con estos arbustos rastreros, está lleno de galerías, hay comida... ¿Qué más quieren? Yo si fuera rata no exploraría otros sitios". El testimonio lo recoge Mikel Bernués en un artículo de este periódico sobre la comunidad roedora que se ha instalado en ese círculo viario-urbanístico de la calle Tajonar de Pamplona. "El problema es que luego pueden ir por las fachadas y meterse en las casas". Entiendo muy bien a esa vecina. Una noche caminando junto a la ría bilbaína noté un movimiento en la oscuridad y vi que era una rata lo que subía murete arriba hasta la acera con una agilidad sorprendente para su volumen. Descubrir la capacidad trepadora de estos mamíferos me abrió una puerta mental. El umbral que separa lo que nos parecía inconcebible y lo que resulta que es lo normal, un comportamiento natural. Los desratizadores están probando venenos de diversos sabores y retirando las avellanas, que son lo que les alimenta. Todos los barrios, ciudades y gobiernos libran sus pequeñas y grandes batallas. En Madrid el PP tuvo que abandonar su edificio de Génova hace un mes por la investigación judicial que trata de dilucidar si la financiación de las obras de esa gran casa fue ilegal. Esta semana en el juicio hemos escuchado a Bárcenas, hemos visto sus apuntes contables donde recoge los 6.000, 9.900, 60.000 euros que asegura entregó en sobre a Arenas, Cascos, Cospedal, Mayor Oreja, Trillo... Lo siguen negando. Apuntes con iniciales y nombres. También aparecen "J.M." y "M. Rajoy". José María Aznar y Mariano Rajoy, entonces líderes del PP y presidentes de gobierno, máximos responsables políticos durante los años a los que hace referencia esta contabilidad B también rechazaban el miércoles su existencia. "Como casi nadie entra, para ellas es como estar en el paraíso. Les falta el gato, sin depredador se multiplican más que el conejo", concluye una vecina de Pamplona sobre el problema de las ratas.