administración hipócrita. Coexiste con loterías, apuestas y juegos de azar -y recauda unos 10 millones de euros anuales- mientras reconoce en sede parlamentaria que “el juego on line y el efecto potenciador de internet han favorecido el consumo a edades más tempranas”. Más del 25% de los jugadores son menores de 30 años. Un consuelo tonto: “La ludopatía todavía ocupa lugares bajos dentro de las adicciones” (consejero de Salud). El Gobierno foral inauguró el pabellón Navarra Arena con el torneo de pelota profesional de una casa de apuestas deportivas. Osasuna (¿salud?) justifica la publicidad de Kirolbet en su equipación porque ese ingreso ayudó a pagar sueldos en un momento financiero crítico. Cinismo peligroso. En 2017, en Navarra se jugó por importe de más de 340 millones de euros (654 euros por cada navarro mayor de 18 años). Las máquinas tragaperras lideran la recaudación con casi 128 millones, seguidas de las Loterías y Apuestas del Estado con cerca de 108 millones. Las apuestas deportivas, llegadas aquí en 2010, sumaron 74 millones (44 más que en 2012, año de su hundimiento por la crisis). En el periodo 2013-2017, los pronósticos deportivos experimentaron un crecimiento cercano al 74% por un 8% de las tragaperras. El Ejecutivo navarro se alivia: “cubre la prevención y la atención a las personas afectadas”: 600.000 euros en planes municipales de prevención y 22.000 en atención integral a personas afectadas. No se quiere adelantar al Estado con un plan propio de drogas y adicciones “por el riesgo del recurso” al Constitucional. Ironía con fundamentos. Mientras, se constituye un grupo de trabajo (si quieres que algo siga igual, crea una comisión) y se espera a la encuesta navarra de juventud 2019 y a una encuesta estatal entre población escolar. Nótese que casas de apuestas se ubican en zonas escolares. El aumento estadístico de la ludopatía no es un juego. Que la Administración reaccionará tarde, una apuesta. Ganadora.