Acuerdos de tapadillo
el Gobierno de Navarra ha inaugurado esta semana una peculiar forma de comunicar algunas de las decisiones que toma en las sesiones que celebra los miércoles. En principio, afecta solo a los acuerdos que adopta a regañadientes obligado por el Parlamento, que traslada de tapadillo y por entregas. La estrategia es tan zafia que tiene hasta un punto cómico, si no fuera porque de ella subyace el apego que al menos una parte de UPN tiene al franquismo. Vayamos a la secuencia de los hechos, que no tiene desperdicio. El miércoles, el Gobierno convocó a los medios de comunicación a la habitual rueda de prensa para dar cuenta de los acuerdos del día. No suelen ser muchos, porque hace tiempo que este Ejecutivo funciona por inercia, pero ocultó intencionadamente uno. Era el que hacía referencia a las distinciones en forma de hijos predilectos o adoptivos que Navarra concedió durante la dictadura a 12 franquistas y que el Parlamento le exigió su anulación. El consejero de Interior fue preguntado por este periódico acerca de esta cuestión, pero emplazó a esperar un día para conocer su respuesta, ya que el jueves tenía programada una comparecencia parlamentaria. La explicación ofrecida por Javier Morrás es difícil de calificar. Por no admitir que UPN se ha visto forzado a retirar tal reconocimiento a Francisco Franco y a otros nueve correligionarios que le acompañaron en el golpe militar y la posterior represión, se limitó a señalar que su Gobierno había derogado acuerdos adoptados en los años 1939, 1969 y 1974. Y se negó a especificar a quiénes afectaban dichas revocaciones, pese a que así se lo solicitaron en la Cámara. ¿Acaso le da vergüenza retirar tales distinciones a generales y políticos que tienen las manos manchadas de sangre? ¿O quizá es consciente de que a la derecha de UPN ya no queda nadie y, por lo tanto, entre sus votantes figuran quienes añoran el régimen dictatorial, a quienes no quiere enfadar para que le sigan votando en mayo? Para mear y no echar gota.