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Huida a Marte

Barack Obama, a quien le quedan unos pocos meses como inquilino de la Casa Blanca, ha realizado una apuesta rotunda por impulsar en Estados Unidos la carrera espacial con naves tripuladas y ha llegado a afirmar que en 2030 podrán enviar astronautas a Marte. Yo creo que después de ver una de esas películas de invasión de marcianos en las que uno de los primeros edificios que vuela por los aires es la sede presidencial de Washington, a Obama no se le ha ocurrido otra cosa que pasar al contraataque y enviar unos cuantos humanos al planeta rojo para emular a los primeros colonizadores del Lejano Oeste americano e ir tomando posiciones por si esos indios con antenas deciden atacar algún día fuera de pantalla...

No me parece Obama un político que viva en la luna o mirando a las estrellas. Su acceso a la Presidencia del Estado más poderoso del planeta supuso un cambio sustancial por tratarse de una persona de raza negra en un país con graves conflictos racistas y cierra ocho años después con importantes conquistas diplomáticas y sociales. También con un acuerdo de última hora para la reducción de emisiones de CO2 en la lucha contra el cambio climático, compromisos que anteriores gobiernos adquirieron y luego no cumplieron. Porque hay expertos que han desvelado que Estados Unidos ha gastado 28 veces más en defensa militar que en medio ambiente. Gasto al que también cabría añadir en el futuro -pese a contar con aportaciones de empresas privadas- esas otras partidas que hagan posible el soñado viaje a Marte.

Veo mucho de huida hacia adelante en esos planes espaciales de Obama. Cuando fenómenos naturales como huracanes y terremotos arrasan poblaciones enteras dejando centenares de víctimas mortales, él fija sus ojos en Marte con el objetivo de “construir nuevos hábitats sostenibles”, según sus propias palabras. Sorprendente. ¿Y por qué no empezamos por garantizar el futuro de la Tierra...?