¿Cuánto tiempo debe transcurrir para que un evento popular adquiera carácter de tradición? La llegada del carnaval ha agitado en algunas localidades navarras la iniciativa de poner en la calle una escenificación propia, con personajes distintivos, con música original, con un vínculo con la historia y el pasado de cada lugar. Algo que identifique y con lo que identificarse. Nada que reprochar a ese mestizaje de disfraces de zombies, figuras versallescas, héroes de cómic o familias Monster que al ritmo de samba bailan por las calles detrás de una figura similar a la de Miel Otxin componiendo una menestra festiva en la que el condimento importante es la diversión y la readaptación de un acto prohibido durante décadas.

El trabajo de recuperación del patrimonio inmaterial en los municipios (la memoria de sus gentes de más edad) ha permitido a generaciones más jóvenes escuchar de primera mano el testimonio de sus mayores. Entre la valiosa aportación esta lo referente a los oficios de antaño, cercanos todos ellos a las labores agrícolas y ganaderas, así como los festejos, que también estaban pegados a faenas estacionales como cosechas, vendimias o matanzas, entre otras. De ese enorme bagaje, que en algunos casos permanecía enterrado, van resucitado las peculiaridades de cada pueblo y con ello la curiosidad por profundizar en las raíces y comprobar que somos lo que otros fueron antes.

La adaptación de usos y costumbres de antaño al formato del carnaval rural tiene una parte didáctica para los más jóvenes, para los que crecen en un mundo industrial y tecnológico; también genera un invisible nudo intergeneracional que tiene garantizada su continuidad en el tiempo, la transmisión de un testimonio imperecedero. Si a todo ello le ponemos letra y música y el respaldo popular en forma de apoyo y participación, en un año ya tienes una tradición. Para qué esperar más...