staría bien hacer una celebración como las de antes, como las de antes del aniversario, cuando no había que andarse calculando distancias y se podía abrazar y besar, al llegar y al marchar, o al quedarse, en las quedadas sin cartilla de vacunación ni PCR previo. Pero nuestra vida con planes aplazados es de recordar y esperar.

Es que sin darnos cuenta, o notando el paso del calendario en esta existencia a cámara lenta, estamos de aniversario. Porque ya ha pasado un año del primer caso de covid allí, del primer caso aquí, también de los primeros muertos por la pandemia, de que estamos en pandemia. Es el aniversario de que empezamos a no poder ir a los sitios, a que no hubiese público en los estadios de fútbol ni en ningún otro lugar, a que se acabaran los viajes porque sí y que tuvieras que llevar un papelico encima para andar autorizado y normalizado por la calle fuera de las horas del toque. De que buscáramos Wuhan en Google. También llega el aniversario de las primeras colas en los supermercados, de la alarma por la escasez de alimentos -también de contar los rollos de papel de baño-, de tener horarios para casi todo, de estar mucho más controlados. El uso obligatorio de las mascarillas empezó hace casi un año -en el mes de mayo-, antes los bares ya se habían cerrado.

Estamos de aniversario del inicio del gran tema de conversación, monográfico en televisiones y restos de medios y argumento casi único de los informativos, y un año también hablando y estrujándonos nosotros las meninges con esto de la covid debería computar como servicio a la comunidad, recompensado de algún modo, por lo menos con respeto en lo que se nos cuenta. Cumple un año el aumento exponencial de nuestras dosis de paciencia con los vecinos, todos metidos a todas horas en casa. Algunos llevan un año haciendo el payaso.

También cumplimos aniversario del inicio de nuestras buenas intenciones.

Se conmemora el aniversario de nuestra incredulidad, de nuestra crítica imparable -aunque ésta se va renovando-, de nuestro mosqueo y a veces desilusión.

Sin darnos cuenta, o quizás sí, nos han pasado muchas cosas nuevas en un año, y también buenas, como que seguimos en pie con los que queremos.

Estamos deseando celebrar el aniversario de que nos pusieron la vacuna, de que pasó la pandemia. También se cumplen aniversarios para los que nada esperan. Y para los que no han llegado.

Un año desde que comenzó

esta película de la que

queremos ver el final ya, pero un buen final