l Consejo de Ministros, en una sesión extraordinaria de más de siete horas, aprobó ayer el decreto de estado de alarma ya anunciado el viernes, para hacer frente al coronavirus en una sesión difícil en la que no faltaron discrepancias internas sobre el plan de choque económico y otras cuestiones, pero de la que salió el mensaje claro de que todo es necesario en este momento para tratar de frenar cuanto antes el número de contagios, que se va multiplicando a medida que pasan las horas, convirtiendo al país en un claro foco de propagación de la enfermedad. Con un total de 6.252 casos, 193 fallecidos y 517 pacientes que se han recuperado ya y han sido dados de alta, y a la vista de los datos en las diferentes comunidades, entre las que Navarra registra 183 casos positivos de COVID-19, 34 de ellos ingresados en centros hospitalarios y cuatro en la UCI, se está en una situación de claro riesgo en la que detener los contagios es clave para cambiar la tendencia de la enfermedad. Un momento que exige unidad y transparencia, fortaleza y responsabilidad social e individual y decisiones políticas claras y en las que por encima de todo es esencial preservar, proteger y potenciar el sistema público de salud, el verdadero pilar de esta crisis sanitaria y ya económica y social. En el Consejo de Ministros se aprobaron medidas en varias direcciones encaminadas a restringir el movimiento de personas, preferentemente de manera individual, salvo para ir a trabajar, comprar alimentos o medicamentos, acudir a hospitales o cuidar a ancianos o personas dependientes, entre otras excepciones. Se decreta el cierre de todo tipo de establecimientos y comercios que no sean de venta de alimentos, medicamentos o elementos de primera necesidad. No se cierra el transporte público, pero sí que se limita para reducir el movimiento y se garantizan para la ciudadanía todos los suministros básicos. Cambios importantes que nos sitúan en un momento único, difíciles de abordar pero de imprescindible cumplimiento. Hay que tener en cuenta que la sociedad está desconcertada ante una situación nueva que genera incertidumbre, miedo e inseguridad. La respuesta social es esencial pero también la claridad en las directrices desde el Gobierno central y su traslado luego a nivel autonómico para conseguir ese reto anunciado por Sánchez de frenar la curva de contagio que exige coordinación, colaboración y cooperación entre todas las comunidades pero también respeto del autogobierno. Ayer fue el primer día de esta nueva etapa y la sociedad navarra estuvo a la altura quedándose en casa, vaciando las calles ante locales cerrados.