Las nuevas medidas restrictivas adoptadas por el Gobierno de Navarra ante la situación de crecientes contagios generada por la presencia de la covid-19 este verano -sin necesidad aún de declarar la emergencia sanitaria- se antojan, analizada la nueva realidad epidemiológica caracterizada por el mantenimiento de los nuevos contagios diarios y el goteo de los ingresos hospitalarios, adecuadas a la realidad de la situación y al riesgo que supone para la salud pública y para el propio sistema sanitario. Urge frenar esta oleada y sus consecuencias de todo tipo. La consejera Santos Induráin ya advirtió el lunes, visiblemente molesta, del error de las denominadas no fiestas. "No sirven de nada las fotos de plazas vacías si las calles se llenan luego por la noche", dijo Santos. Por cierto, el lema veraniego de las "no fiestas" fue una ocurrencia de Maya y Remírez en una comparecencia conjunta al comienzo del verano y vistos los hechos y sus consecuencias no parece que fuera una buena ocurrencia. Navarra continúa inmersa en una fase ascendente de una nueva ola epidemiológica y el baile de cifras de un día a otro es solo atribuible a los dientes de sierra a los que también se ha aludido siempre desde Osasunbidea cuando se trataba de analizar los incrementos de positivos que arrojan los PCR. Los principales indicadores muestran que el virus continúa muy activo y preocupa especialmente que los contagios se producen cada vez en personas de mayor edad y el riesgo de que el covid-19 vuelva a entrar en las residencias. Todo ello configura un panorama preocupante que hay que atajar. Las medidas adoptadas el lunes -que podrán endurecerse- van, precisamente, en la línea de frenar el impacto que está teniendo la pandemia ahora y cuya incidencia amenaza el futuro inmediato, ante el regreso mayoritario a la actividad y la apertura del nuevo curso escolar, para el cual este viernes Educación anunciará los protocolos y planes de actuación se supone ya en marcha. Son, en general, normas asumibles, aunque obviamente tendrán impacto en nuestras vidas, sobre todo en el ocio y las relaciones sociales y posiblemente de nuevo en el colectivo de personas mayores que se encuentran en residencias y sus familias. Estamos en un momento especialmente crítico en el que Navarra debe afrontar el final del verano en mucha mejor situación epidemiológica que la actual. "Hay que atajar la curva de contagios antes de otoño", insiste la presidenta Chivite. Y para ello es imprescindible responsabilidad y compromiso social. El riesgo de no hacerlo es muy alto.