s fútbol, pero es también la plasmación de un sentimiento. Y mucho más. Cumple Osasuna 100 años y buena parte de Navarra celebra el aniversario y se felicita por ese siglo de vida. Lo celebra porque se sienten representados en su afición por un club y un equipo que desde su nacimiento decidió vestirse con el rojo de la bandera y trazó como objetivo superar los límites de Pamplona y ganarse las simpatías de toda la geografía foral. Y se felicita porque gracias al esfuerzo de socios y aficionados, a su apoyo incondicional, la institución ha podido superar los momentos más críticos de su historia, tanto en el plano socioeconómico como cuando los malos resultados en el terreno de juego abocaban a lo peor. Por todo ello, no es mala decisión que el himno del centenario, que hoy se estrena, lleve por título 'La voz de la afición', aunque en ocasiones la fidelidad del hincha haya sido ninguneada o traicionada. Pero no es el día para pasar facturas. Hoy es un día para poner en valor lo que aporta Osasuna, más allá del plano inmaterial, que no es poco en cuanto a cohesión social y promoción de esta tierra en el exterior. Si lo ceñimos al apartado fiscal, el club ingresará este año en las arcas forales alrededor de 23 millones de euros en concepto de impuesto de sociedades, IVA e IRPF. También es un revulsivo para el sector de la hostelería y todos los servicios adicionales de mantenimiento de las instalaciones de Tajonar y lo que genera dentro y fuera del estadio la celebración de un partido de Primera División que, por otro lado, verán millones de personas en todo el mundo. Hablamos, claro, en una situación anterior a la pandemia. Tampoco hay que olvidar el apoyo de Osasuna a clubes de toda la Comunidad, tanto en forma de convenios como de patrocinios, el fomento del deporte entre los más pequeños y las campañas de cooperación y programas sociales que realiza la Fundación. Se trata también de devolver a la sociedad lo que Osasuna ha recibido, no solo en materia de afectos; cuando las estrecheces económicas o una mala gestión de los dirigentes ha puesto la supervivencia en peligro, siempre ha encontrado el amparo tanto del Ayuntamiento de Pamplona como de la Diputación, Parlamento y Gobierno foral. Por eso, Osasuna lleva cosida a su camiseta una parte de todos los navarros, y ese es el capital más fiable y el que deben administrar con más sensibilidad sus dirigentes.