Segunda vuelta de cuchufletas cavernarias por el revolcón de los seis jueces buenos del Constitucional a la democracia representativa. Pero como la alegría no dura en casa del conspiranoico diestro, empiezan también ya a señalar el próximo motivo de rasgado de vestiduras.

"Átense, que vienen curvas autoritarias"

Jorge Vilches (The Objective)

El tirano nos amenaza”, advierte el pluriempleado de la diatriba Jorge Vilches, esta vez desde The Objective. Su tesis es que Pedro Sánchez ha acatado la sentencia con la boca pequeña y está preparando una más gorda: “Un tirano herido es un animal político muy peligroso. El comportamiento agresivo y vengativo es natural en todo autócrata. Un dirigente de este tipo no tolera un revés. En su mente, henchida de megalomanía y mesianismo, considera que cualquier obstáculo es un complot. Por eso las declaraciones de Sánchez ante el sopapo democrático del Tribunal Constitucional han sonado a amenaza. Átense, que vienen curvas autoritarias”.

En Vozpópuli, Irene González llama también a no fiarse de la rebaja de tono de Sánchez. Según la visionaria opinatera, es un disimulo aprendido del escarmiento en carne ajena del procés: “El plan de Pedro Sánchez de instituir una república federal asimétrica sin nación con un gobierno impune requiere no cometer los mismos errores del independentismo. Como no acatar una decisión judicial. Ahora que los medios agradecen que el PSOE acate la decisión de un Tribunal, confundidos y fascinados con la espuria Institución puesta en escena, el control judicial y la eliminación del Código Penal de la sedición y la malversación ya no parecerán tan graves ante unas elecciones con las encuestas en contra”.

Casualidad o no, en el mismo chiringo digital, Miquel Giménez mezcla los actuales barros de Moncloa con los polvos de Catalunya. “Puigdemont y su discípulo Sánchez”, es el título de la melonada. Y si creen que me excedo en la denominación, vean cómo termina el desbarre comparativo: “Servidor lo avisa: al paso que van las cosas no descarten ustedes que el de Moncloa se plante un día en el Congreso y proclame la república socialista de Galapagar para, acto seguido, meterse en el maletero del Falcon y pirarse a Venezuela. Ya saben, de tal palo, tal astilla”.

En El Mundo, Emilia Landaluce también la coge llorona y convierte la victoria del lunes en motivo de preocupación. “Lo malo de haber ‘ganado’ en el TC”, titula su parrapla en que lamenta que el pescozón de los seis magistrados conservadores haya servido para alimentar ideológicamente a los malos: “La izquierda ultramontuna (no es una errata) no entiende de trámites legales y se queda en lo guapo que estaba el presidente hablando desde Bruselas («¡Hay que ver lo bien que habla idiomas!»), diciendo que somos una anomalía europea. Puede que la oposición haya merecido ganar la batalla del Constitucional. Pero ahora debe dar la de la propaganda”.

En la página siguiente, el editorialista del diario de Unedisa insiste en que no hay que fiarse del acatamiento del presidente español porque ya prepara la vuelta a las andadas: “El Ejecutivo tiene una curiosa forma de comprender el acatamiento. Por la tarde supimos que el PSOE y su mayoría política han decidido desoír la resolución del TC mediante otra fórmula, igualmente urgente, para mantener vivo su plan destinado a tomar el control del tribunal. No sólo eso: el Gobierno ignorará incluso las últimas advertencias de Europa”. Y termina arrimando el ascua a su sardina, es decir, a su líder de confianza: “Que el presidente hable de «serenidad» no resulta creíble. La ciudadanía está preocupada y necesita consensos constitucionales, como los que ayer ofreció Feijóo; no pactos destinados a expulsar al centroderecha del debate público y a subvertir, poco a poco, la Constitución”.

"Aún queda un año para las urnas, hay tiempo para seguir ablandando España a golpes"

Alberto García-Reyes (ABC)

En ABC, Alberto García-Reyes se apunta a la teoría del triunfo que no lo es tanto. De hecho, su descarga lleva por encabezado “Victoria pírrica de la Constitución”. He aquí el lastimero comienzo: “No ha perdido por seis votos a cinco. Esa perspectiva es miope. El sanchismo ha ganado la batalla del Constitucional. Ha logrado un cisma en el tribunal avizor de la democracia, el centinela superior que vela por el libre desarrollo de los tres poderes, y ha construido un relato a su medida. El sanchismo ha dado una zancada hacia su meta, que es la omnipotencia, dejando herido al Constitucional. La estrategia del pulpo continúa. Aún queda un año para las urnas, hay tiempo para seguir ablandando España a golpes”.

Alfonso Ussía pide dos huevos duros más en El Debate y anuncia un confuso apocalipsis que conjura con una jaculatoria monárquico-patriotera: “Cualquier barbaridad se espera para mañana. El grosero Peter Saunas se la ha llevado puesta. Pero es tan obcecado que volverá por otra. Viva España, viva el Rey y viva la Constitución de nuestra libertad. Me felicito por mi ingenioso final de artículo”. Ingeniosísimo.

"No hay cojones suficientes para detener a un pueblo cansado de que le roben la democracia en su cara"

Antonio R. Naranjo (El Debate)

El también columnero del digital ultracatólico Antonio R. Naranjo también ve un horizonte negro, pero dice tener la receta para evitarlo: la bronca en la calle. Vean de qué modo testicular lo argumenta: “Porque Sánchez puede asaltar el Constitucional, paralizar el Congreso, someter al Poder Judicial y enterrar la separación de poderes. Pero no hay cojones suficientes para detener a un pueblo cansado de que le roben la democracia en su cara para darle placer a un tirano y a los delincuentes que le acompañan”.

Como contraste, terminamos con Cristina López Schlichting, siquiera para que sirva de muestra del sector menos cenizo de los opinateros diestros, los y las que sostienen que a los malos les va a costar superar lo del lunes. Esto escribe la columnera en La Razón: “Han tenido que ser los jueces. Los magistrados del Tribunal Constitucional le han dado a Pedro Sánchez el bofetón que merecía. (…) Si persevera en cambiar las normas del TC tendrá que hacerlo por el laborioso procedimiento previsto, con luz y taquígrafos y en fechas más peligrosas, en plena campaña electoral y arriesgándose a que sus votantes se queden en casa para no apoyar a un tirano que piensa que hemos nacido para adorarlo. Que no, Pedro, que Ese es otro, que no te toca a ti tumbarte en la cuna del pesebre”.