Leí en estas mismas páginas el articulo de Jose Mari Esparza, "Aberri eguna con virus". Con este escrito me sumo a su opinión de que un pueblo con ansias de libertad no sea capaz de unirse en torno a un himno, lo llevamos en las venas: "calamitas calamitatis".

Y no sé si la historia nos absolverá pero opino al igual que Esparza que desterrar "Gernikako Arbola" siendo este un himno histórico y de raigambre popular, ha sido un error. Lo de la unidad en nuestras posiciones y anhelos como pueblo, por siempre lo hemos llevado mal, creo que es algo endémico de nuestro Ser.

Iparragirre participó de la ilusión lírica del 48 en Francia, vio alzarse árboles de libertad y entonó bajo sus copas los himnos revolucionarios que inspirarían su homenaje al roble de Gernika, adorado por los revolucionarios franceses como "Padre de los Arboles de Libertad". "¿Por qué no cantarle y con él a la libertad y fraternidad de los pueblos?". Y así se convirtió, como bien afirma J.A. Arana Martija, en "el más veces cantado y el que documenta nuestra conciencia de nacionalidad desde hace más tiempo".

En 1854 Iparragirre cantó en Urkiola, día de San Antonio ante 6.000 personas, el que debería ser el himno nacional de los vascos, el himno de las libertades vascas; enfervorizadas se arrodillan, alzan sus brazos y levantan las txapelas como símbolo de unión fraternal y reivindicativo.

Dirigiéndose a la Cámara Alta en Madrid, el Diputado general de Araba, Pedro de Egaña dio cuenta de lo sucedido el 13 de junio de 1854 en las campas de Urkiola: la comunión colectiva, mezcla de patriotismo y mística que producía el canto del Gernikako Arbola.

Señores: "El zortziko de Iparraguirre hizo vibrar emociones e ideologías largo tiempo enmudecidas, masas de vascos sintieron que al fin un bertsolari expresaba con voz lírica sus más íntimos anhelos. Tuviera o no la intención de enardecer a las masas, creo que el Gobierno hizo bien al mandar que ese hombre saliese del país, porque a pesar de que su obra va llevado de un sentimiento generoso y noble, era posible que hubiera producido tal impresión en las muchedumbres, que tal vez hubiera sido preciso alguna vez que interviniera la fuerza pública" .

Con pena de cárcel en Tolosa y condena a destierro perpetuo sobre las espaldas (ez etortzeko geiago /probintzi onetara). Negar egingo luke nere amak baleki// Lloraría si mi madre lo supiera! Como afirma Esparza, "el viaje épico de nuestro himno salió al exilio"

Qué lejos estamos de este otro tema reivindicativo: "Herri bat gara, bai herri bat gara, kateak haustera doana""Somos un pueblo que va a romper sus cadenas". El complejo vasco es tal que nos invade la futileza de aceptar y dar por bueno todo lo que nos viene de fuera y hacerlo como si fuera propio sin ninguna reserva, pero si alguien no abertzale hace suyo algún cántico de sentimiento patriótico vasco, como ha sucedido afortunadamente con Gernikako Arbola, nuestro complejo se aleja y desdeña hasta lo más propio.

Y desde esa malsana miopía algo parecido pasa con el símbolo del árbol mas sagrado de los vascos, de nuestro roble secular que para algunos "abertzales", sin ninguna proyección de nuestra historia ha dejado de ser árbol de las libertades y símbolo de la soberanía vasca; ¡qué dislate que no queramos ni cantar ya al árbol de Gernika!. Vaya con nuestro complejo de aceptar mas cualquier fútil importación, digamos que simbólicamente de apreciar o querer mas al pino que al roble y de aceptar de buena gana hasta lo impropio. Es el mundo globalizado y por qué no decirlo, la globalización de la superficialidad, donde el valor foráneo universal es más consistente que el valor local.

Y como de recordar va la cosa, recuerdo que cuando en 1992 representamos en mi pueblo Zeanuri el musical sobre el bardo Iparragirre al que acudieron mas de 5.000 personas, en esa participación comunal, fluía la emotividad vivida y compartida.

Cautivar y encender la llama de la pasión es lo que pretende o debiera pretender un himno por excelencia. El himno tiene que despertar conciencias, aunar y emocionar. Y no trato de quitar ningún valor a "Euskal Ereserkia" o mas conocido por "Gora ta gora" cuya música me parece solemne, pero en cuanto a unidad colectiva y participativa y dimensión comunitaria y el espíritu que se desprende de él, tengo mis dudas.

Recuerdo que años después de las representaciones del Musical "Iparragirre Hegalaria", creamos el Libro "Iparragirre: Erro-Urratsak - Raíz y viento" al que dimos voz a intelectuales, historiadores y políticos de todas las ideologías, para que cada quien opinara sobre el bardo y su época. Para Iparragirre, como bien reflejan sus versos, Navarra era cuna y madre de Euskal Herria. Fuí a donde Jaime Ignacio el Burgo, a pedir su participación; antes le había enviado el disco con canciones de Iparragirre. Nada mas entrar en su despacho, me dijo algo así como "Sr. Mendibil, Ud. ha cometido un craso error en la canción de"€ Creo que no le dejé acabar la frase. Sí, se refiere a la preciosa canción de "Nere etorrera", en vez de "Hara España lur hoberikan.." yo y algunos más de la época obviamos España y nos refugiamos en "Nerea baino lur hoberikan", y recuerdo que le comenté, "mire Sr. Del Burgo, tiene razón, soy de un pueblo abertzale y euskaldun y esto lo hemos representado ante miles de personas y le digo que yo no tengo vocación de mártir pero conste que en el libro saldrá tal cual la escribió el bardo de Urretxu". Así que, paz y gloria.

El libro se presentó en Urretxu año 1999. Y como recordando estamos, Juan Cruz Alli, que también participó junto a Carlos Garaikoetxea, Xabier Arzalluz, J.A. Arana Martija, Bitoriano Gandiaga, Piarres Xarriton, Pablo Antoñana, Paco Letamendia, William Douglass, Alfonso Sartre.. entre otros muchos, me dijo: "esto supera en la causa vasca al foro de Lizarra", en aquel momento en boga.

Iparragirre, que algo sabemos de sus gestas, fue según Douglass, un hombre antitético, fuera de lo común, pero dio vida y voz a nuestra historia con canticos que engrandecieron el alma vasca, pero como bien cita Xabier Zabaltza, "Gernikako Arbola, es el himno huérfano". Con él pasa como con el euskera que siendo patrimonio, símbolo y baluarte de lo que somos, se le quiere pero no tanto, o como dice el refrán: "del dicho al hecho va un trecho".

En esta efeméride de su segundo centenario, al menos que nos abramos al mundo con nuestra historia, con nuestro ancestral idioma y proclamar y aplicar aquello que nos dejó escrito el autor de Gernikako Arbola: "Eman ta zabal zazu munduan fruitua".

Y como estamos en tiempo de confinamiento y faltos de esperanza, está bien recordar lo que Iparragirre escribió hace mas de un siglo y medio:

"Arren! ez bada galdu esperantza/ gerturatzen da eguna nazioen liga edo alianza/ da ikusiko deguna. Orduan gora Kriston legea/ Errespetatzen deguna / Bai, Euskaldunen borondatea/da errien anaitasuna.

"Por favor, no perdamos la esperanza/ está acercándose el día

la liga o alianza de las naciones/ es lo que veremos.

Entonces arriba la ley de Cristo/ respetando así

la voluntad de los vascos / y la hermandad de los pueblos".

Ante el virus del olvido y del interés partidista, acabo con las palabras de Jose Mari Esparza: "Vacunas pues - sobre todo para abertzales- contra el virus de la desmemoria, los complejos, la falta de autoestima y el sectarismo nacional".