Nuestra amatxo, de 93 años, con Alzheimer desde hace más de diez, ha estado el último año y medio residiendo en Solera Residencial, La Vaguada de Pamplona/Iruña. Falleció en esta institución, el día 13 de abril de 2020. El informe médico de defunción confirma la causa del deceso como "fallo multiorgánico por infección por COVID-19". Ocho días antes se le había practicado un test con resultado positivo.

Desde que las residencias de mayores fueron cerradas a las visitas de familiares, seguimos el día a día con preocupación. Las noticias indicaban insuficiencia de personal, ausencia de material para la protección frente al virus, alto porcentaje de defunciones e infecciones de residentes, y personal trabajador infectado.

El baile de cifras de las personas fallecidas no ha sido claro ni transparente. Si no se han realizado pruebas de detección precoz, sistemáticas y generalizadas porque no había disponibilidad, entendemos que los fallecimientos serán los de todas aquellas personas que, durante la enfermedad y el deceso, han presentado síntomas compatibles con COVID-19, con o sin test de confirmación. No conviene utilizar los datos para enmascarar la realidad, y menos todavía, cuando parece ser que las residencias de mayores concentran más de la mitad del total de víctimas mortales por COVID-19, y los fallecidos con síntomas compatibles son casi tantos como los contabilizados oficialmente, pero, ¿son considerados como tales? Queda pendiente, y es exigible, una investigación a fondo que esclarezca qué ha ocurrido en algunas residencias de mayores de Navarra.

Las causas parecen evidentes: la falta de medios de protección (mascarillas, guantes, EPIs€) en número y calidad suficiente, material que los centros debieran tener en stock ante otras posibles epidemias de gripe, virus intestinales, neumonías etc. Otra posible causa, que veníamos detectando desde mucho antes de esta pandemia, ha sido la escasez de personal. Acudíamos a diario, laborables y festivos, a visitar a nuestra amatxo. Veíamos con preocupación la sobrecarga de trabajo y escuchábamos el descontento de los profesionales por no poder ofrecer una mejor atención. Las visitas quedaron prohibidas, no podíamos ser observadoras directas del cuidado que recibían nuestr@s seres queridos, ni tampoco descargar de trabajo a l@s cuidadoras, por lo menos, durante las horas de visita. Alarmadas por gravedad de la crisis sanitaria, y por el riesgo real de contagios de residentes y el posible aumento de fallecimientos, enviamos un email a gerencia requiriendo que se plantearan el refuerzo de la plantilla en todos los ámbitos de trabajo y aseguraran material de protección. No obtuvimos respuesta por escrito, sí una llamada de gerencia.

Nuestra madre vivía en la tercera planta, donde las residentes son dependientes para muchas actividades de la vida cotidiana (Alzheimer, demencias en estado avanzado€) y, bastantes de ell@s, con patologías psiquiátricas asociadas. La demanda continua de atención y cuidados, que estas personas necesitan, requiere asegurar un número de personal suficiente en ratio y adecuado en cualificación profesional.

SÍ queremos destacar el sobre esfuerzo, dedicación, motivación y dignidad de l@s profesionales sociosanitari@s, de limpieza, recepción€ poco reconocidos tanto a nivel profesional como social y económico. Desde estas líneas nuestro agradecimiento a la plantilla en su conjunto.

La Residencia Solera Asistencial La Vaguada es una institución privada con plazas concertadas. Desconocemos qué tipo de control-inspección pública se establece desde el Departamento de Derechos Sociales, para este modelo residencial. Nuestra apreciación subjetiva es que el personal sociosanitario es preocupantemente deficitario.

Sería necesaria una comparativa entre ratios de personal/residentes en las residencias públicas y las privadas, auditorías económicas y de calidad asistencial... Aclarar que, salvo error nuestro en la recogida de datos, Navarra cuenta con 71 centros residenciales de los que solo 2, son públicos y 69 privados con plazas concertadas. Esta debiera ser una primera exigencia: igualar las ratios entre residencias, independientemente de la titularidad, y no permitir ganancias económicas a costa del endeudamiento de familiares y residentes.

También, salvo error, entre el 8 de marzo y el 1 de mayo, sobre 5.835 residentes habrían fallecido 231 por COVID-19 con test positivo, más otros 172 con síntomas compatibles. Alrededor de 700 trabajadores habrían sido afectados de forma directa (contagio) o indirecta (contactos de riesgo). El número de fallecimientos e infectados ha continuado, si bien confiamos que su ritmo y volumen desciendan progresivamente.

Parece ser que no se ha producido ningún deceso por COVID-19 en las dos residencias de titularidad pública y que también hay residencias privadas que se han librado de esta tragedia. Faltan datos oficiales que nos sitúen. El alto número de fallecid@s y afectad@s durante la pandemia del Covid-19, ¿podría ser una consecuencia directa de los déficits asistenciales que presentan algunas residencias privadas?

Este escrito pretende ser objetivo, a pesar de la rabia, impotencia y dolor que nos produce haber perdido a nuestra ama en unas condiciones de muerte inhumanas, sin nadie que le acompañará, le abrazara, durante el tiempo que ha durado su enfermedad, en soledad, sin sus "polluelos" en el final de su vida. No se puede confinar la dignidad de la vida ni de la muerte, sea cual sea la magnitud de una emergencia sanitaria, y menos, y esa es nuestra tremenda duda y pesar, mercantilizar hasta tal extremo, la vida de nuestr@s mayores. Hablar de calidad de vida en algunas residencias, ya nos parece un lujo.

Las instituciones navarras han estado muchos años gobernadas por partidos de derechas que han privatizado el Estado de Bienestar y los recursos asistenciales. Las residencias son privadas y caras. Las listas de espera para plazas concertadas en Iruña y Comarca, son enormes y solo puede acceder a una plaza quien se la pueda pagar, aún a costa de tener que vender el fruto de los ahorros de toda una vida, la vivienda etc. Nuestra madre accedió a una plaza privada con un coste de más de 3.000€ mensuales. Con una pensión de viudedad y una exigua asignación del G.N.

Esta pandemia ha dejado al descubierto una grave carencia democrática en las residencias para mayores, que exige revertir el actual modelo de atención, por otro que asegure un planteamiento psico-socio-sanitario integral y de calidad, titularidad pública, equidad, accesibilidad y número suficiente de plazas residenciales. Al actual Gobierno de Navarra le corresponde encarar esta tarea todavía pendiente, esperando, por supuesto, que la respuesta de la oposición, sea de apoyo incondicional. Solo estamos planteando el derecho que asiste a nuestros mayores a una vida y muerte dignas.

Está carta ha sido remitida al Departamento de Derechos Sociales porque nos estamos haciendo muchas preguntas. Porque queremos que mejore la calidad de vida de quienes viven en residencias, porque nuestros mayores se lo merecen, se lo han ganado, porque tienen derecho a vivir y morir con dignidad, porque lo ocurrido en esta Pandemia en las residencias de mayores, no se puede volver a repetir.

¿Qué ha ocurrido en la Residencia La Vaguada y resto de residencias privadas, durante los dos meses de confinamiento? ¿Se han reforzado las plantillas?

¿Qué porcentaje de personal han causado baja por infección y o contactos de riesgo? ¿Cuántos decesos de residentes se han producido tanto con test COVID-19 positivo como con síntomas compatibles de fallecimiento por coronavirus?

Aunque nuestra amatxo ya no está, y habiendo sido la última de una generación de mayores en nuestra familia, queremos respuestas. Respuestas y actuaciones que posibiliten recursos sociosanitarios públicos, universales y de calidad para quien necesite o decida pasar los últimos años de su vida en un centro residencial. La tendencia a la privatización de la Sanidad, la Educación, los Derechos sociales, practicada durante años por los Gobiernos de derechas en Navarra han acrecentado las carencias, falta de plazas, desigualdades sociales€

Ahora que pasamos a la Fase 1, porque han valorado que nuestra Comunidad cuenta con un buen sistema de Salud Pública, confiamos que el Gobierno de Navarra avance también en garantizar un óptimo sistema de gestión pública, en la atención integral a nuestr@s mayores.