Hemos repasado estos días en la contraportada del cuadernillo de San Fermín acontecimientos y personajes que fueron noticia hace 25 años, cuando este periódico cogía cuerpo en sus primeros meses de vida. Ojear aquellas páginas de julio de 1994 es constatar algo que ya sabemos, que la fiesta apenas ha mudado en su parte sustancial, que sigue cimentada en la participación de gentes de todas las edades y procedencias, en el ambiente de calle y en la presencia del toro. Se observan las mismas caras en el Apartado, en los gallicos y en los estruendos. Los actos son calcados de un año al otro. Pero otras cosas han cambiado; Miguel Indurain ha pasado de pedalear con el maillot amarillo del Tour a vestir camisa blanca y pañuelo rojo en la Plaza de Toros; los circos ya no traen jaulas con leones, elefantes o otros animales; los punkis que escarbaban entre los restos de las meriendas parecen haberse extinguido como los dinosaurios; el torero Emilio Muñoz mira con nostalgia el ruedo del que salió entonces a hombros, ahora desde su puesto de comentarista de televisión; y reaparecen por las páginas, sobre todo, rostros y firmas de gente que estaba pero ya no está. El tango dice “que 20 años no es nada”, pero se olvidó de los cinco siguientes.