Estamos presenciando las primeras actuaciones relacionadas con la movilidad urbana después del cambio de gobierno municipal en Pamplona, y la palabra que más resuena acompañándolas es la de reversión. Reversión de la amabilización del Ensanche, reversión del corredor sostenible de Pío XII, reversión. O, lo que es lo mismo, dejar las cosas como estaban o casi como estaban.

Es parte de este juego siniestro en el que se ha convertido la política frontalista y desaforada:

una pura revancha. Los que ganamos hacemos las cosas con los nuestros y para los nuestros y no aceptamos nada que no venga de nuestras facciones y que no beneficie a nuestros simpatizantes. Luego lo adornamos con sesiones informativas que decimos que son espacios de participación ciudadana y listo. Y, si estamos en minoría, pues entonces lo hacemos desoyendo los mandatos de las comisiones y el pleno, que tenemos una misión que cumplir, conocemos las herramientas para hacerlo y el tiempo político es oro.

Una pena. Otra pena. Una más. Después del fiasco que protagonizaron los iluminados de Aranzadi, haciendo ejercicios grotescos de chulería política y de irresponsabilidad civil, y los pusilánimes y acobardados de EH Bildu y Geroa Bai, dejando pasar la legislatura sin hacer nada hasta última hora, ahora nos toca soportar la altivez y prepotencia del equipo de gobierno de Navarra Suma, que se va a dedicar a sacar pecho delante de los suyos desmantelando cualquier cosa que los otros, el enemigo, hubiera tenido la osadía de proponer y encaminar. Es verdad que algunas cosas que se hicieron en la pasada legislatura fueron demostraciones de improvisación e insensatez política, pero las maneras y el estilo del nuevo gobierno municipal no augura cambio alguno al respecto.

Triste realidad la que nos espera. Vuelta a la lógica automovilística, vuelta a las cavernas urbanísticas, vuelta al oscurantismo como modo de gestión, vuelta al elitismo tecnocrático, vuelta a la apropiación de la calle por parte de unos pocos comerciantes y vecinos que se creen los dueños de la ciudad, vuelta a hacer cosas para la galería. Otra vuelta más, que supone dar la espalda al desarrollo sostenible, al improrrogable cuestionamiento de un modo de vivir, de consumir y de desplazarse que no tiene futuro, a las oportunidades que se intuyen y que mucha gente ha ejercitado para cambiar sus hábitos hacia fórmulas más respetuosas y menos contaminantes.

Y la respuesta es siempre la misma: no. Y no es no. No hace falta justificarlo. No hay que justificar que no se vaya a hacer nada para cambiar las cosas, porque las cosas están bien como estaban. Lo que hay que justificar es lo contrario. Pamplona es verde porque tiene parques, no está contaminada porque hay otras ciudades que lo están más, tiene unas cuotas modales de movilidad que están en óptimos de acuerdo a indicadores europeos, y depende de que la gente pueda llegar en coche hasta la puerta de donde le dé la gana, cuando le dé la gana y las veces que le dé la gana, aparcando, por supuesto. Y eso es así y punto.

Pues a mí esto de la reversión me sigue sonando a regresión y a revancha, a demostración de fuerza, a autoritarismo prepotente y me da pena. Y me da rabia. Porque se podía haber evitado. Se podía haber buscado el consenso y el entendimiento, más estando en minoría, pero se sigue utilizando la movilidad como arma política arrojadiza y eso, al final, la que lo está pagando es la ciudadanía, que sigue viviendo en una ciudad retrasada respecto a sus vecinas, con una clase política que sigue mirando hacia atrás en vez de hacia adelante, que no busca el bien común sino el bien partidista y partidario. Y eso no sirve para avanzar y para acometer proyectos a largo plazo, como lo han hecho ciudades como Vitoria, que ha sabido mantener una línea en la construcción de una ciudad más habitable y más sostenible, más allá de la alternancia política, y que lleva recogiendo sus frutos desde hace varias legislaturas.

Seguiremos trabajando, peleando, pedaleando, pateando y pataleando para que esta ciudad sea cada vez mejor en lo que a movilidad respecta, esté quien esté en el gobierno municipal, y se ponga como se ponga.

Feliz Semana Europea de la Movilidad, por cierto. Nos vemos en la calle.

Socio de CCCP Ciudadanos Ciclistas de la Comarca de Pamplona