El 21 de julio falleció don Francisco Rodríguez Adrados. Quizás el nombre no le suene a un sector de la ciudadanía, pero para los filólogos ese día ha sido un día triste. Don Francisco Rodríguez Adrados estudió Filología Clásica en la Universidad de Salamanca y se doctoró en la Universidad Complutense. Fue catedrático de instituto así como de Filología Griega en las Universidades de Barcelona y en la Complutense. Entre otros muchos puestos y honores, miembro de la Real Academia de la Lengua Española y de la Real Academia de la Historia. Su saber quedó plasmado en incontables libros y artículos sobre Filología Griega, Filología Clásica e Indoeuropeo. Fue socio fundador de la Sociedad Española de Estudios Clásicos en 1954 y tres veces su presidente.

La Filología es una ciencia literaria. Consiste en una profunda comprensión de las capacidades intelectuales, morales y sensuales del ser humano. El estudio de la Filología y la Civilización Clásicas permite el dominio de muchas disciplinas esenciales e interrelacionadas: Historia, Filosofía, Arte. El estudio de Latín y Griego implica un esfuerzo. Un esfuerzo para organizar el pensamiento, para seleccionar el vocabulario adecuado y el significado exacto, para explicar los sentimientos íntimos, para expresarse con corrección creando discursos bellos, porque hablar bien es práctica, estudio, conocimiento: es defender los valores más altos de la humanidad. Cicerón lo demostró; su elocuencia estuvo al servicio de la sociedad amenazada por la tiranía. Estudiar Latín y Griego es una fortuna, una fortuna que nos han legado nuestros antepasados, por lo que hay que respetarlo y cuidarlo. El latín es la lengua de una civilización; Europa se ha forjado con el latín. En latín están los secretos de nuestra identidad más profunda.

El latín y el griego están vivos, no son lenguas muertas. Viven en las lenguas que hablamos, en la literatura que leemos y escuchamos, y en las traducciones. Son la voz del pasado. Dan sentido y orden a las experiencias humanas, amplían los límites de lo vivido; transmiten paradigmas de conducta y pensamiento, moldean sentimientos y valores morales. La consideración que se tiene del estudio de Humanidades socialmente no es buena. La necesidad de rédito inmediato ha restado importancia a las Humanidades. Los profesores de Latín y Griego nos encontramos muchas veces con murallas enormes. Alumnos que tienen auténtica vocación humanista se dejan llevar por opiniones utilitaristas y desechan los estudios que les harían verdaderos y bien formados profesionales.

El caballero del Verde Gabán contaba a don Quijote que tenía un hijo estudiando en Salamanca versos de los poetas latinos y griegos. Convencido su hijo del estudio, el padre mostraba sus dudas, no considerando a la poesía una ciencia y creyendo que el estudio de leyes le supondría un mejor futuro. A lo que don Quijote le respondió que a los hijos hay que quererlos como se quieren las almas que nos dan la vida, hay que encaminarlos pero dejarlos caminar por donde su estrella les llame.

Todo esto lo vivió el profesor Rodríguez Adrados. Todo esto lo transmitió en muchos foros. Su labor en defensa de los estudios de Latín y Griego ha sido titánica.

Incansable convencido de que esta lucha tiene sentido, se marcha en un momento en el que la situación de estas materias es preocupante. Me imagino yo al profesor Rodríguez Adrados meditando si habrá alguien que tome el relevo en esta lucha, que, por supuesto, lo toman cientos de profesores de lenguas clásicas, absolutamente preocupados por el rumbo que las diferentes leyes educativas han marcado. Profesores representados por la Sociedad Española de Estudios Clásicos, a la que pertenezco (Sección de Navarra) junto a otras asociaciones del Mundo Clásico. Y lo hacen convencidos igualmente de que la desaparición de las materias de Latín y Griego supondrá una terrible factura a la sociedad.

La nueva ley educativa, LOMLOE, que inició su tramitación en el Congreso de los Diputados, sorprende por lo poco concreta. Autoridades del Ministerio de Educación mantienen que esa deseada concreción se reflejará en reales decretos y que las comunidades autónomas fijarán las estructuras. En esta ley existe la gran duda de si la materia de Latín, que actualmente se cursa en 4º ESO en el itinerario de Humanidades, estará presente. Desde el Departamento de Educación de Navarra, concretamente desde el Departamento de Ordenación Educativa, no aclaran esta duda. La única materia mencionada es la de Cultura Clásica, que se ofertará de forma optativa junto a un indeterminado número de materias. Respecto al espacio destinado en Bachillerato, se desconoce la condición que tendrán las materias.

La petición al Ministerio de la obligatoriedad de la Cultura Clásica y el Latín en la Educación Secundaria Obligatoria no es una cuestión menor. Es necesario que nuestros jóvenes se formen en estas materias. Su aprendizaje está estrechamente relacionado con la etapa evolutiva del alumnado; es en esa edad cuando se están forjando las bases del pensamiento y el razonamiento crítico. Y es también en ese momento cuando los alumnos escogen sus futuros itinerarios, siendo especialmente importante para los futuros científicos y profesionales de la salud contar con una sólida base humanística y etimológica.

Séneca decía que la mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy. Esperemos que esta legítima reivindicación tenga la merecida respuesta. Sería un colofón perfecto al trabajo que inició el profesor Rodríguez Adrados.

"Y ya he dado fin a una obra, que no podrán aniquilar ni la cólera de Júpiter, ni el fuego, ni el hierro, ni el tiempo devorador. Que aquel día que no tiene derecho más que a mi cuerpo acabe cuando quiera con el transcurso de una vida incierta. Pero en la mejor parte de mí yo viajaré inmortal por encima de los astros de las alturas, y mi nombre será indestructible; y por donde se extiende el poder de Roma sobre tierras conquistadas, la gente me leerá de viva voz, y gracias a la fama, si algo de verdadero tienen los presagios de los poetas, viviré por todos los siglos." Ovidio, Metamorfosis.

La autora es profesora de Latín y Griego y secretaria de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) de Navarra