ablar de digitalización es hablar de equipamiento informático, de infraestructura para la conectividad, de conocimiento y, en general, de los cambios que tenemos que hacer en nuestra casa para abordar el siguiente paso, la transformación digital, que es la que provoca y asienta el cambio en los procesos, en el método e incluso, cómo no, en el producto o servicio que ponemos a disposición de la sociedad.

En una administración, el proceso debe ser el mismo, debe pasar siempre por garantizar las infraestructuras tecnológicas y conectar a toda la ciudadanía, siguiendo por comprometerse y asegurarse que, con independencia de su condición social, económica o cultural, cualquier persona vaya a poder acceder al amplio menú que la tecnología hoy le ofrece. Solo de esta forma se cumplirá el requisito de la digitalización y estaremos preparados para abordar la transformación digital. La transformación digital no es un proceso inmediato, es un camino, pero puede ser excluyente y dejar fuera a determinados colectivos si no se asume al mismo tiempo que en el resto de territorios. Nos requiere un cambio esencial en la forma en las que venimos haciendo muchas cosas, nos hace asumir la relación digital plena con la población, ofreciendo todas las gestiones online, nos hace cotidiana y cercana la teleducación o la telemedicina como áreas de igualdad y, también, nos asegura el acceso al nuevo abanico de ofertas de ocio y de cultura que ahora llegan a todos los rincones. Por lo tanto, conectividad e inclusión, como bases de la digitalización, sumadas a la transformación digital, serían los tres pilares básicos para cerrar el círculo digital.

Navarra, con una sensibilidad tecnológica e innovadora que ya marcaba el camino antes de la catalización digital forzada por la pandemia -basta con consultar los datos actuales del índice DESI (The Digital Economy and Society Index) que publica la Comisión Europea y extrapolarlos a regiones europeas-, ha sabido entender lo que supone el cambio en el proceso para su ciudadanía. Tenemos que construir una igualdad digital sostenible, tres palabras que acompañan de forma transversal a los tres mandamientos que, como decíamos, conforman los fundamentos de la esfera digital: conectividad, inclusión y transformación.

En noviembre del denostado año 2020 presentábamos el diseño capilar de la estructura de conectividad para los próximos años en Navarra: el Plan de Banda Ancha II. Si bien los datos actuales no son especialmente malos en la Comunidad Foral de Navarra -con 90,52% de la población que tiene acceso a redes de al menos 100Mbps y un 97,71% al menos de 30Mbps- aún existe un 2,29% (14.000 navarros y navarras) que no tienen acceso a redes de banda ancha. Y somos perfectamente conscientes que ese 2,29% corresponde a 283 entidades de población de nuestro territorio, frente a las 667 que disfrutan de conectividad. Queda lo más complicado, pero el compromiso de vertebración y de igualdad pasa por facilitar el acceso a las redes de nueva generación hasta la última puerta de Navarra, con el compromiso, marcado en dicho plan, de ofrecer al menos 100Mbps al 95% de la ciudadanía en 2024 y que el 100% de nuestra población tenga, como mínimo, 30Mbps ese mismo año con independencia de dónde viva.

Sin infraestructura universal no hay igualdad, pero sin inclusión digital tampoco. No podemos dejar fuera parte de la sociedad, que, por un motivo u otro, no dispone de conocimientos suficientes para su integración social en la nueva era que aceleradamente nos toca vivir. En consecuencia, en primer lugar la alfabetización y después la capacitación digitales constituyen la vía para alcanzar la inclusión, no permitiendo que motivos económicos, sociales, educativos, de edad, género, procedencia, ubicación o cualquier otro sean una barrera o escalón social muchas veces añadido a otras brechas ampliamente conocidas. Al contrario, la igualdad digital debe servir para, a través de su conocimiento y manejo, seamos capaz de reducir distancias sociales, aparear oportunidades y equilibrar las oportunidades laborales, educativas, sanitarias, de ocio y otras en toda nuestra población.

Como decíamos al comienzo de este artículo, conectividad e inclusión son dos de los tres pilares básicos para cerrar el círculo digital. Dos pilares que requieren un 100% de cobertura poblacional para lograr su éxito. Para alcanzarlo, el Gobierno de Navarra trabaja en coordinación con todos los departamentos implicados, incluyendo las empresas públicas, y, no quepa ninguna duda, lo conseguiremos. En cuanto al tercer pilar, la transformación digital de la administración -consecuencia propia de la conectividad y de la inclusión- es una tarea que exige la coordinación y trabajo de todos los departamentos de Gobierno, empresas públicas, agentes sociales y resto de la sociedad, una tarea en marcha desde el principio de esta legislatura. En Navarra, estos conjuntos de acciones se agruparon en la Estrategia Digital Navarra 2030, una declaración y un trabajo que se presentó en octubre del año pasado. Esta estrategia, que ya está en marcha, recoge un gran número de proyectos para que, por encima de esas vías de conectividad, y con los conocimientos suficientes, los navarros y navarras, sin distinción, puedan disfrutar de una relación ágil con la administración, de las posibilidades de desarrollar mejor su proyecto de vida personal y profesional desde cualquier localidad, de la medicina universal desde casa, de la educación global, del trabajo remoto, de la imagen lejana de sus seres queridos y, por qué no, de las opciones de cultura y ocio que tanto están cambiando de igual manera. Sería imposible de enumerar aquí todos los proyectos, es una tarea que necesita la implicación de todos y de la que queremos agradecer. Decenas de apuntes, decenas de ideas de transformación, que empiezan a conformar la igualdad digital sostenible de la Comunidad Foral de Navarra.

Los autores son: consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra; y director general de Telecomunicaciones y Digitalización del Gobierno de Navarra, respectivamente

Conectividad e inclusión, como bases de la digitalización, sumadas a la transformación digital,

serían los tres pilares básicos para cerrar el círculo digital

No podemos dejar fuera parte de la sociedad que no dispone de conocimientos suficientes para su integración social en la nueva era que aceleradamente nos toca vivir