La biodiversidad natural es parte del patrimonio de los pueblos y la conservación de dicha riqueza y su transmisión a las generaciones que nos sigan una responsabilidad colectiva.

Al igual que lo son nuestros monumentos, edificios históricos, tradiciones, bailes, lenguas o gastronomía, la biodiversidad es otro componente de nuestro patrimonio. Uno más de los legados que debemos conservar y transmitir a las generaciones venideras. Hacerlo en las mejores condiciones es una responsabilidad colectiva que compete a todos los navarros y navarras.

Recientemente el Gobierno de Navarra ha propuesto un plan de recuperación y conservación de las zonas esteparias que se mantienen en la zona media y sur de Navarra, y por consiguiente de las aves esteparias asociadas a dichas zonas. En este caso las aves actúan de bioindicadores, y su conservación redunda en la conservación de todas las especies asociadas a dichos entornos, aves y otros mamíferos, plantas, hongos, invertebrados, etcétera.

Los documentos publicados explican de forma certera la razón y la urgencia de este plan, y reflejan claramente, y sin ningún género de dudas, la realidad actual que cualquier persona con un poco de sensibilidad y experiencia ha podido constatar en los últimos años: las zonas esteparias de Navarra han sufrido un enorme impacto humano en las últimas décadas hasta poner al límite de la supervivencia un amplio conjunto de especies de aves que generalmente conocemos como aves esteparias. Pero junto a ellas se ha puesto al límite de la supervivencia al resto de especies animales y vegetales asociadas a dichos ecosistemas.

Las razones de esta situación son conocidas y llevan mucho tiempo modificando el paisaje: intensificación agrícola, regadíos en zonas de secano, instalaciones de obtención de energía y transporte de la misma, infraestructuras industriales y de comunicaciones… Lo hemos visto suceder ante nuestros ojos día a día. De hecho, las aves esteparias han desaparecido ya de la mayor parte del territorio que ocupaban (miles de hectáreas: muchas más de las que el plan propone para su recuperación).

Ha llegado el momento de salvar lo que nos queda, los pocos reductos mínimamente conservados, si queremos asumir nuestra responsabilidad colectiva de transmitir este patrimonio a las siguientes generaciones.

La conservación de las aves esteparias y de su entorno natural supone también la conservación de nuestra calidad de vida y de nuestro paisaje. La indudable riqueza biológica de Navarra constituye (y debe seguir constituyendo) una fuente de ingresos para los medios rurales menos industrializados. Las aves esteparias y los lugares donde viven son una parte muy importante de dicha riqueza. Baste ver el auge en los últimos años de los alojamientos rurales asociados a la conservación, al paisaje, a la diversidad, a la fotografía, a la tranquilidad: a la calidad de vida. Esto ha otorgado una segunda oportunidad a comarcas semiabandonadas: la recuperación de su paisanaje, sus casas, caminos y tradiciones. Además, la conservación de estas zonas representa otra fuente de ingresos a través de diversas ayudas, entre ellas las ayudas europeas a la agricultura sostenible.

La sostenibilidad tiene que ser tanto natural como económica y ambas no tienen por qué enfrentarse sino ir de la mano. Es el tiempo de preguntarse por el significado real de palabras como desarrollo, oportunidades o riqueza.

Conclusión:

Por todo ello, la mayoría de los ciudadanos de Navarra que conocemos, valoramos y apreciamos nuestro entorno natural, y la biodiversidad y el paisaje asociados al mismo, apoyamos decididamente el plan de recuperación y conservación de las aves esteparias de Navarra propuesto, y tenemos la confianza de que, llevado a término este proyecto, se habrá contribuido a la sostenibilidad ambiental y económica de Navarra y a la responsabilidad colectiva de conservación de nuestra biodiversidad, nuestro entorno natural, nuestro paisaje y nuestra calidad de vida.

El autor es responsable de ornitología de la SCN Gorosti