Somos un grupo de médic@s de Atención Primaria, trabajamos en centros urbanos y rurales, y tenemos en común que no hemos hecho la huelga del SMN. Tampoco vamos a hacer la de la intersindical, porque creemos que no se abordan con seriedad los problemas de la Atención Primaria.

Pensamos que debe haber una reflexión profunda entre representantes de los profesionales, políticos, ciudadanía, sociedades científicas, para llegar a un pacto en el que el sistema sanitario no sea una baza para atacar entre rivales políticos.

También creemos aquello de que para problemas complejos no puede haber soluciones simples. Hay que tratar de ver las múltiples causas, aristas y matices del tema de la Atención Primaria para poder abordarlas.

Nos gustaría poner encima de la mesa algunos de los problemas que vemos:

1. La agenda del médico admite todo. A muchas consultas no les añadimos valor como médicas, y demasiadas son burocráticas. Arreglar esto implica a muchos sectores:

• A la Atención Especializada (Secundaria) que delega burocracia en nuestro nivel asistencial (visado de receta, la propia receta, altas administrativas pero no clínicas y “que te dé tu médico otro volante”, bajas laborales de procesos seguidos por ellos, etcétera). No podemos reformar la AP sin atajar cuestiones organizativas de la AE.

• A las empresas, que siguen requiriendo bajas para procesos cortos que no precisan atención sanitaria pero tienen que contactar con el centro para solicitar baja (no tenemos que ver la diarrea, ni debemos ejercer de peritos para acreditar que hay un catarro). Hay procesos que precisan reposo domiciliario corto. Si hay voluntad política de aligerar nuestro trabajo de estas lacras burocráticas inútiles, es preciso que se respalde legalmente la autojustificación del trabajador para procesos leves y autolimitados.

• A las instituciones, que desconocemos por qué razón, piden informe médico para las cosas más insospechadas: subvención de un sillón, acreditar que puedes hacer aquagym, o que alguien necesita comida preparada (también para decir que ya no necesita comida preparada…).

• A toda la sociedad. Por la hipermedicalización creciente desde hace unos años, por influencia de los medios, de las redes, por falsas creencias de utilidad sanitaria (análisis de rutina en personas jóvenes sanas, etcétera). Acciones que aportan muy poco o nulo valor en términos de salud.

Por eso, no vemos sentido a limitar el número de citas de la agenda, sino a analizar cómo facilitar que llegue aquello a lo que podemos dar valor. La atención está exclusivamente centrada en la demanda asistencial, en lo que se considera urgente, en vez de lo importante. Los profesionales no podemos priorizar necesidades y hemos dejado de hacer actividades de prevención, educación y trabajo comunitario, que deberían ser centrales en nuestra tarea.

2. Los servicios de Admisión soportan una gran presión con el aumento de llamadas a las que no llegan a atender, y algunas veces, por malos modos de las personas a las que atienden. Sumado a la gran temporalidad, hace que sean servicios con constante cambio de personas. Cómo se puede estabilizar la plantilla de Admisión es un tema pendiente de hace años, a los que Salud y los sindicatos deberían dar respuesta. No puede funcionar la AP sin buenos servicios de Admisión.

3. Hay temas intocables: El modelo UBA (1 médico y 1 enfermera que atiende a un cupo de pacientes, junto con la trabajadora social para varias UBAs), las listas de enfermería con perfil de Primaria (que conozcan el trabajo de este nivel asistencial), otros posibles perfiles profesionales en AP y el Servicio de Urgencias Rural. Nombrar estos temas es tabú, y creemos que sin abordarlos no se va a poder dar un cambio en AP. Estos temas no los quiere abordar ningún sindicato, ni corporativo ni de clase, ni ayuntamientos (la parte de Urgencias Rurales) ni, en estos momentos preelectorales, el Departamento de Salud. 

Seguimos creyendo que la Atención Primaria, si permite la longitudinalidad (que el mismo profesional pueda atender la mayoría de las veces al paciente, conociendo su medio familiar y social), es lo que favorece la equidad al sistema sanitario, y queremos trabajar en esa línea, mirando a la calle, a la comunidad.

 (La importancia de la longitudinalidad: Mantener el mismo médico de familia 2-3 años reduce un 13% el uso de servicios de urgencias, mientras que mantenerlo 15 años lo reduciría un 30%. En el caso de los porcentajes de hospitalizaciones éstos varían de un 12 a un 28% en los mismos periodos, y finalmente, la tasa de mortalidad disminuye desde un 25% hasta un 8% en el caso de mantener ese médico durante 15 años).

También vemos que sin un revulsivo llegaremos al agotamiento total, y la Atención Primaria puede llegar a convertirse en un servicio de urgencias extrahospitalarias que atienda únicamente la inmediatez en detrimento de la longitudinalidad.

Animamos a profesionales de todos los estamentos, a sindicatos, a farmacias, a la ciudadanía, a la Administración, a abrir una reflexión sobre qué Atención Primaria queremos y qué cambios debe haber.

Firman el artículo: Mª Luisa Garcés Dúcar, M. Jose Dronda Prados, Mounir Diouri Nair, Blanca Satrústegui Alzugaray, Maite Barriendo Antoñanzas, Íñigo Arribas Guindano, Helena Escalada Pardo