“Ustedes defienden otra bandera. Ustedes no defienden Navarra. Ustedes quieren que Navarra desaparezca”. Unión del Pueblo Navarro blande estas máximas con soltura, más últimamente, con más brío, con más fervor que nunca. Nos acusan a las y los nacionalistas (no españoles), a las y los abertzales, de desearle todo mal a nuestra Comunidad Foral. Porque, resulta, que según los y las regionalistas navarras, quienes portamos ikurriñas (como sucede en la Korrika al llevar, con orgullo, el lekuko), quienes defendemos la nación vasca y su derecho de autodeterminación, somos menos y peores navarros que ellos.

Es curioso que, más allá de UPN, quienes defienden esto furibundamente son las mismas personas que llevan a gala en esta comunidad su españolidad, con pulsera de banderita incluida. Es curioso que considerarse navarro y español sea lo que tiene que ser, sea lo plausible, lo esperable y lo loable; y que, en cambio, llevar a gala nuestra vasquidad y considerarnos navarras y vascas sea alta traición, sea deleznable y abominable.

Es curioso que lucir ostentosamente la bandera española en todo tipo de complementos, prendas de vestir, adornos varios sea muestra de ciudadanía ejemplar que ama a su país sobre todas las cosas (¿incluso sobre su comunidad?) y que para nada pone en cuestión su navarridad, mientras que si lo que se exhibe es una ikurriña, lo traducen automáticamente en negar a Navarra, venderla, entregarla a una causa impropia e impura.

Es curioso que quienes enarbolan la bandera española en nuestra comunidad compartan de forma incuestionable que obligar a toda la ciudadanía que habite en Navarra a aprender español, castellano, es lo normal. Y que cuando se propone que quien aquí habite conozca la otra lengua de Navarra, el euskera, lengua propia, es imponer… ¿Cómo puede entenderse que no se considere imponer el hecho de obligar a conocer el castellano y sí obligar a aprender euskera? O, dicho de otra manera, si obligar a conocer el castellano no es imponer, ¿por qué ha de ser imposición obligar a conocer el euskera?

La obligación de conocer el euskera en Nafarroa, para mí, es igual, idéntica, a la obligación de querer a una madre. O la obligación de cuidar a un hijo. ¿Cómo alguien puede considerar eso una imposición? ¿Cómo se puede considerar una imposición la enseñanza de una lengua propia, repito, propia? Solo si se siente ajena, si no se siente como propia, se puede considera su enseñanza una imposición… Y porque creo que esto es así, afirmo sin ambages que renegar de tu lengua propia, de la lengua navarra, necesariamente se ha de interpretar como un ataque a la navarridad, ni más ni menos, y no hay bandera de Navarra suficientemente grande (ni cien como la del mástil de la plaza de los Fueros) que lo tape.

Es curioso el desprecio con el que aseguran que los y las abertzales queremos que nos gobiernen desde Vitoria (invención de su cosecha), mientras quienes lo dicen rinden pleitesía a Madrid, tanto a la Moncloa como a Zarzuela, y les parece normal, de orden y de buena ciudadanía que nos gobiernen desde allí…

Es curioso que quieran hacer ver que las navarras que estamos orgullosas de nuestra vasquidad somos menos navarras y peores navarras que cualquiera que en esta comunidad lleve con orgullo su españolidad.

Es curioso que las personas que defendemos una Navarra sujeto y no objeto, protagonista absoluta de su futuro, dueña absoluta de su pasado, autogobernada y autofinanciada, con voz propia en Europa, con personalidad propia y diferenciada en el Estado al que hoy pertenece (no siempre ha sido así…), seamos para algunos las que queremos destruir Navarra. Supongo que les tranquiliza saber que las y los abertzales somos minoría (¿o no tanto?).

Y lo verdaderamente curioso es que con esa mayoría españolista hoy Navarra es menos Navarra y España es menos Navarra.

En estos días en que tanto se habla de la libertad de expresión, su garantía, su respeto, pido que se nos deje expresarnos en libertad en esta nuestra comunidad. Porque, al fin a al cabo, solo deseo que mi Navarra querida se parezca un poco más a mi Navarra soñada y estoy en mi derecho (histórico) de defenderlo, le pese a quien le pese. Gora Nafarroa!

La autora es burukide del Napar Buru Batzar de EAJ-PNV