El plan trata del ciclo del agua y no contempla el agua contaminada por nitratos y otros componentes peligrosos. Da por hecho que en el futuro va a haber agua para enviar a todos los rincones de Navarra, cuando las previsiones pluviométricas indican lo contrario.
El plan contempla el aumento de agua para el regadío con la segunda fase del Canal de Navarra desde Pitillas hasta Ablitas. Esto, inevitablemente, causará mayor contaminación, dado que la agricultura intensiva emplea grandes cantidades de fertilizantes. Es preocupante prolongar el sistema de riego del Canal de Navarra a toda la Ribera, tras haberlo hecho en la Zona Media y Tierra Estella, áreas de Navarra que han experimentado un notable incremento en la contaminación por nitratos.
El Plan Foral de Regadíos ha ignorado los efectos negativos que la extensión del regadío causará en la contaminación por nitratos, transformando 2.856 nuevas hectáreas asociadas en la Ribera. El resultado previsible es que siendo esta zona la que actualmente ofrece los peores resultados en cuestión de contaminación de suelos y aguas por nitratos, se vean multiplicados con mayor extensión de regadíos de agricultura industrial.
En el plan se citan 4 zonas de agua subterráneas contaminadas por nitratos, cuando en la actualidad ya son 12, entre ellas el acuífero de Lokiz. En la revisión del último cuatrienio del agua en Navarra que hace la Confederación Hidrográfica del Ebro, constata que de seguir la tendencia actual va a aumentar la contaminación del agua debido al aumento de la ganadería intensiva y la agricultura industrial. Según el Departamento de Medio Ambiente, la cantidad de zonas vulnerables a la contaminación difusa por nitratos en Navarra pasa de 4 zonas y 99.259 hectáreas designadas en 2020, a 12 zonas y 247.854 hectáreas en la actualidad. En consecuencia, la superficie afectada se multiplica por 2,5.
Al margen del Canal de Navarra y con el fin de producir energía, la gestión de las aguas residuales contempla dos polos en nuestra comunidad. Por una parte los lodos depurados en Arazuri procedentes de la MCP (60%) y por otra los depurados en el resto de Navarra (40%). Esto generaría un importante trasiego de lodos de depuradora que ahora no se produce, con el consiguiente impacto ambiental. Algunos componentes de los lodos seguirán sin tratamiento, como los metales pesados, fármacos y otros contaminantes emergentes como pesticidas, hormonas, anticancerígenos, etcétera. Todo esto acabaría en los campos de cultivo porque el proceso de biometanización no los elimina.
La planta depuradora de Tudela se encuentra en zona vulnerable a los nitratos. El 40% de los lodos recogidos en Navarra, una vez tratados en Tudela se depositarán en suelos agrícolas clasificados probablemente como zonas vulnerables a los nitratos.
Esos lodos por filtración o escorrentía pueden acabar en el propio río Ebro, o en los acuíferos. Tudela y las zonas aledañas han sido declaradas Zonas Vulnerables a Nitratos en las masas de agua subterráneas: 049 Aluvial del Ebro-Aragón: Lodosa-Tudela, y 052 Aluvial del Ebro Tudela-Alagón.
El uso de fertilizantes es un riesgo para el medio ambiente si se utilizan en exceso, ya que el nutriente sobrante puede contaminar las aguas superficiales y subterráneas. Esto resulta especialmente peligroso cuando el control de los vertidos en el campo para su fertilización lo realizan los propios agricultores como ocurre ahora. En esta línea, la Unión Europea aprobó el Reglamento (CE) 2003/2003, de 13 de octubre del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a los abonos… que sistemáticamente no se cumple.
El proceso de biometanización de residuos orgánicos produce como resultado final una cantidad de residuos similar a la que ha entrado en el proceso (digestato); residuos finales que no se encuentran estabilizados. Por esto es necesario planificar al detalle la gestión final que se realizará con los mismos, teniendo en cuenta que el proyecto de biodigestión en la planta de Tudela trata de gestionar el 40% de los fangos de depuradora generados en Navarra y que no existe un Plan de Gestión de los lodos biometanizados.
Se proyectan nuevas plantas de biometanización en nuestra comunidad y en comunidades cercanas. Si en Navarra no hay suficiente materia orgánica para biometanizar, los residuos orgánicos que allí se traten deberán suministrarse de otras regiones, dado que no existe legislación que lo impida, lo que implica costos de transporte y emisiones de CO2.
La planta de Tudela tiene como objetivo producir energía a partir de los lodos de depuración, pero el análisis energético nos presenta serias dudas: Es esencial que el proyecto contemple los traslados, que registre las distancias desde las diversas depuradoras que enviarán sus lodos a la planta de Tudela, así como los volúmenes transportados. Este análisis debe incluir los consumos energéticos necesarios para las operaciones de deshidratación parcial, re-hidratación y cualquier otra operación que se realice. Solo tras una evaluación completa de estos consumos se podrá contrastar y verificar la energía realmente consumida por el conjunto de la actividad de la planta, asegurando así un balance energético positivo que esté alineado con los objetivos establecidos en la Agenda 2030 en términos de reducción del consumo energético. Sin embargo, según el marco 2030 establecido por el MITECO, un objetivo clave es lograr una reducción vinculante del 55% en las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990, opuesto a la futura actividad de la planta a causa del transporte que hará aumentar las emisiones de C02.
El autor es miembro del colectivo ecologista Lurra