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Tribunas

Navarra, estabilidad en un mundo cambiante

Navarra, estabilidad en un mundo cambiantePilar Barco

En un momento de profunda incertidumbre global, con conflictos armados, tensiones comerciales y un reequilibrio económico a escala mundial, Navarra sigue demostrando que la estabilidad, la cooperación y la innovación son los pilares de su fortaleza industrial. En EAJ-PNV Nafarroa no jugamos con las cosas de comer y tenemos claro que para conseguir una sociedad fuerte en lo social necesitamos, entre otras cosas, empresas que generen riqueza y empleo de calidad. No podemos pretender que lo uno funcione sin lo otro.

Recientemente, el consejero de Industria Mikel Irujo explicaba en un foro cómo desde Sodena hemos mantenido, desde 2016, una colaboración ejemplar con las Sociedades de Garantía Recíproca Elkargi y Sonagar. ¿El objetivo? Bien claro: facilitar el acceso a la financiación de las empresas navarras, especialmente de pymes y autónomos, y mejorar sus condiciones de inversión. Desde entonces, hemos aprobado cerca de 2.000 operaciones por un importe global de 359 millones de euros, con un riesgo máximo asumido por Sodena de casi 60 millones. Todo ello en beneficio de sectores como la industria, la hostelería y el comercio; sectores clave en Navarra que constituyen el motor para el mantenimiento de unos servicios públicos de calidad y con especial apuesta por las empresas navarras y con arraigo.

Todas estas cifras no son solo datos financieros, son la demostración de una política industrial comprometida con el tejido productivo. Una política que busca acompañar y fortalecer a quienes generan empleo y valor añadido en nuestro territorio y que repercute directamente en el bienestar de la sociedad.

El mundo, sin embargo, ha cambiado profundamente. Recuerdo la frase reciente del consejero Irujo, tras una reunión con una empresa china el pasado mes de agosto, en la que sus representantes se sorprendieron de que la legislación europea exija comités de empresa para determinados centros productivos. “¿Y esto no genera conflictos laborales?”, preguntaron. Irujo, como siempre, fue bien claro en su respuesta: “Aportan estabilidad y dotan de equilibrio la relación empresa-trabajadores/as”.

Tras aquel paradójico momento, compartió conmigo la siguiente reflexión: “Ahí estaba yo, un supuesto liberal del PNV explicando a unos comunistas chinos las bondades del sindicalismo”. Esta anécdota resume bien la complejidad de la época que vivimos, donde las viejas categorías ideológicas ya no sirven para entender la nueva realidad económica global.

La geografía económica de Europa también se ha transformado. La periferia, el Este, Irlanda y la Península Ibérica lideran hoy el crecimiento mientras, el corazón industrial del continente atraviesa dificultades. Alemania encadena casi tres años de recesión y países como Francia, Italia o Reino Unido muestran signos de estancamiento.

Navarra, en cambio, ha sabido sobreponerse a la incertidumbre económica e industrial que vive buena parte de Europa y sigue avanzando a buen ritmo. Desde la salida de la pandemia, hemos crecido por encima del 3,5% anual y alcanzamos cifras récord de empleo industrial, con 90.600 personas trabajando en el sector frente a las 65.000 de hace una década. Los datos son buenos, pero debemos ser prudentes y seguir trabajando, máxime en un momento en el que el 50% de las exportaciones navarras se dirigen a países del centro y norte de Europa y que viven momentos delicados.

Ante este escenario, nuestra principal tarea es seguir siendo competitivos. La estabilidad es un factor clave. A menudo la damos por sentada, pero en un mundo donde la incertidumbre se multiplica, gozar de cierta estabilidad política y un marco jurídico sólido y predecible es una ventaja diferencial. Y ser competitivos también significa apostar por la agilidad administrativa, la alta capacitación, el desarrollo tecnológico y unas infraestructuras modernas y conectadas. Nuestra comunidad goza de un potencial enorme para abrir nuevos nichos de mercado, para competir y para seguir siendo referente.

En definitiva, somos conscientes de que el mundo cambia, y lo hace rápido. La verdadera fortaleza reside en que Navarra mantiene intacta su capacidad de adaptarse, de aprovechar las oportunidades y de convertir los retos en progreso. Esa vocación viene de lejos, de nuestros Fueros, de esa voluntad permanente de ser mejores.

Navarra crece industrialmente, lo hace con paso firme y con una evolución constante desde hace 10 años. Frente a quienes anuncian desde 2015 un apocalipsis que no llega: datos de crecimiento industrial, emprendimiento, competitividad y la apuesta por nuestro territorio, por vender una Navarra en positivo.

Hay cosas que, aunque puede que ayuden, con pedírselas a Olentzero o a los Reyes Magos no es suficiente, y en este caso necesitamos trabajo y apuesta por lo nuestro, por quienes hacemos Navarra y por quienes queremos seguir construyendo en nuestra comunidad. Quizás, quien todavía no tenga propósito de año nuevo, tenga una buena oportunidad de comprometerse con Navarra, con el territorio y con este sector que, pese a las dificultades que le toca vivir, resulta fundamental para gozar de una sociedad fuerte y seguir siendo líderes en calidad de vida. No tengo duda de que, como dijo Shakespeare, Navarra es, y seguirá siendo, una “maravilla del mundo”.

El autor es burukide de EAJ-PNV Nafarroa y miembro del Gabinete de Industria del Gobierno de Navarra