Entonces decidió dejarla como estaba, tal vez consciente de que lo más probable habida cuenta de cómo se las gastaba en las salidas, era que no fuera la última vez.
Así tenía el aspecto el portero vizcaíno, nacido en Elorrio el 7 de julio de 1953, cuando Enrique Martín Monreal se lo encontró por primera vez de frente. Osasuna militaba en aquella época, a finales de la década de los 70, en la Segunda División, como el Alavés, donde había terminado por recalar Enrique Basauri tras su efímero paso por el Valencia (temporada 75-76). Entre Osasuna y Alavés se fue generando durante esos años una creciente rivalidad, una pugna deportiva que se vio aumentada por la personalidad que el guardameta mantenía en su portería, aunque por estas casualidades que da el fútbol profesional, tras los cuatro años que pasó en Vitoria, en la campaña 80-81 Basauri fichó por Osasuna, que acababa de ascender a Primera División.
Desde ese instante se forjó entre los dos una sólida amistad que se ha mantenido a flote a pesar de la distancia y los años. Martín Monreal y Basauri fueron decisivos, a su manera, en la lenta pero continua consolidación de Osasuna en la élite de la Liga española en unos años en los que el fútbol, como casi todo en la sociedad de aquellos años, era muy distinto a lo que estila hoy en día.
Después de tres temporadas en Pamplona, Basauri jugó siete años más en varios equipos de la Comunidad de Valencia, de donde es natural su mujer. Castellón, Gandía, Villarreal y Nules fueron sus equipos hasta que con 37 años decidió colgar los guantes y las botas. Lleva 16 años en la disciplina del Villarreal, donde compagina la labor de delegado con la de entrenador de porteros, junto a otro exosasunista, Jesús Unanua, que en enero entró en la nómina del equipo amarillo, pero sigue manteniendo muy vivos los recuerdos de aquellas tres temporadas que pasó en Pamplona.
Basauri y Martín Monreal accedieron a mantener una entrevista telefónica esta semana para recordar los viejos tiempos y de paso analizar el partido que Osasuna y Villarreal tendrán que disputar el sábado en el Reyno, en el que los navarros se jugarán la permanencia ante unos rivales que vienen con los deberes hechos y la cuarta plaza, la que da acceso a jugar la fase previa de la Champions League, en el bolsillo con todo merecimiento.
Desde el primer instante resulta más que evidente la química que mantienen los dos. Basta escucharles unos minutos para certificar que el ambiente en aquel equipo tenía que ser estupendo de verdad, y confirma que buena parte del éxito de Osasuna en aquellos años tuvo mucho que ver con la unidad de vestuario y la fuerza del Sadar. Como no podía ser menos dado el espíritu competitivo de ambos, lo primero que recuerda Martín del portero hace referencia a su pasado en el Alavés, cuando Basauri se las tenía tiesas con la delantera rojilla, entonces compuesta por Echeverría, Iriguíbel y Martín. Casi nada.
Basauri: Aquello no se olvida, el tiempo que pasamos juntos fue un verdadero placer, la verdad es que lo pasamos bien.
No es fácil la comunicación telefónica con Basauri, que acudió el miércoles con el resto de la plantilla y cuerpo técnico del Villarreal a la comida de despedida de soltero de uno de los porteros del primer equipo que se celebró en una sierra de la zona, donde la cobertura iba y venía. Pese a las dificultades de la técnica, el exportero pudo seguir con sus explicaciones y sus recuerdos.
Basauri: De Martín me acuerdo los tres años que pasamos, disfrutamos mucho y creo que hicimos disfrutar mucho a la afición. Me integré bien porque había unos compañeros excepcionales, de verdad.
Martín Monreal: Me acuerdo de un golito que le metí cuando estaba en el Alavés. Cuando llegó a Pamplona tras fichar por Osasuna me lo recordó y me dijo que le había dado con la espinilla, pero sirvió para ganarles 1-2 y subir un poquito más adelante a la Primera División.
Basauri: Claro, es que el tío le pegaba fatal (se ríe a carcajadas), por eso me lo metió (más risas). No te pienses, que en los entrenamientos también me metía con él.
Martín Monreal no para de sonreír mientras escucha atento la voz de su amigo a través del manos libres.
Basauri: Tenía unas piernas como alfileres de lo rápido que era el tío.
El impacto del portero en Pamplona fue tremendo, como algunas de sus celebradas salidas de puños por las que llegó a ser conocido con el sobrenombre de Mazinger Z.
Basauri: Era un personaje de los dibujos animados y en los medios de comunicación me empezaron a llamar así. Mis compañeros no me tomaban el pelo y a mí tampoco me molestaba.
Martín Monreal: Es que en las salidas dabas mucho miedo.
Basauri: Para los porteros que había entonces, aún salía bastante bien.
Martín Monreal: Eras una garantía.
No hace falta mucho esfuerzo para imaginar lo que estos dos tipos habrían sido capaces de hacer cuando eran unos veinteañeros, porque incluso ahora, pasados los cincuenta, se toman la vida con humor y visión positiva.
Basauri: Aunque teníamos nuestro encanto, la verdad es que no se puede decir que fuéramos los más guapos de la Primera División, pero mi mujer sigue diciendo que soy el más guapo.
Martín Monreal: Teníamos nuestras cosas, éramos resultones (se ríen los dos con ganas). Basauri tenía una chispa especial y también tenía su punto.
Basauri: El vestuario era muy diferente a lo que sucede hoy en día en cualquier equipo profesional. En Osasuna la mayoría eran navarros y sólo había tres de fuera.
Martín Monreal: No se puede comparar, pero creo que entonces había más unión en los equipos. Ahora los jugadores vienen de países muy diferentes, con mentalidades distintas y se hace más complicado.
Aunque a Martín sí que le tocó vivir finales de temporada agónicos vistiendo al camiseta de Osasuna, en ninguno de los tres años que estuvo Basauri en Pamplona llegó con problemas a la última jornada, pero pese a todo es consciente de la tensión que va a generar el partido.
Basauri: Me pongo en la piel de la gente de Osasuna y sé que es una situación difícil y complicada. De hecho basta con fijarse en que hay seis equipos pendientes de la jornada del sábado. Creo que los teléfonos deben estar quemándose.
Cuando se les pregunta si en su época eran habituales los rumores sobre primas a terceros, la respuesta es clara y zanja el asunto.
Martín Monreal: En nuestros años no había móviles.
Basauri: Bueno, ya en serio, creo que a pesar de que es complicado, Osasuna tiene delante de sí un partido para solucionar toda la temporada, pero algo habrá hecho mal para estar así. Siempre que voy al estadio es especial, como cada vez que puedo ir en Sanfermines. Me gusta ir todos los años, pero este año pienso ir. A ver si se moja un poco el compañero.
Martín Monreal: Eso está hecho, una comida, una tarde de toros y unas copitas.
Ya sólo queda atar la permanencia para que la fiesta sea completa.