pamplona - Osasuna se ha apuntado en este final de temporada a la agonía y, en otro encuentro de ese corte -angustioso y martirizante también-, al menos llegó a quedarse con un punto. El equipo de Javi Gracia, desmontado y sin rumbo en la primera parte, realizó un gran esfuerzo en la segunda, fue capaz de recomponerse e igualó el tanto inicial que para los siete minutos ya había firmado la Real Sociedad. El conjunto navarro debió de darse por satisfecho con esa remontada a medio camino en la que los aficionados, que están acostumbrados a alegrarse con muy poco, descubrieron algunos destellos para agarrarse a algún tipo de esperanza. Aunque la realidad es otra y testaruda.
Desde hace cinco jornadas, los rivales directos habían ido manteniendo a Osasuna fuera de los puestos de descenso gracias a una demostración palpable de que, en esto de sumar méritos para irse a Segunda División, hay un buen montón de equipos en disposición de lanzarse al vacío y gente abnegada en hacerlo mal. Ayer, estas ayudas circunstanciales ya no podían dar para más y a los rojillos, que les tocaba dar la cara y poner de una vez algo de su parte en forma de incremento de la cuenta para no continuar con este declive, solo les alcanzó para lograr un punto. Sumar un punto de los últimos dieciocho posibles es un enorme boquete en la línea de flotación de un equipo, una brecha por la que cualquiera se hunde... Hasta el penúltimo puesto.
Debilitado, con el ánimo tocado, poco le duran ahora los planes a Osasuna esta temporada. Frente a la Real -un contrincante de muchísimo nivel-, en tan solo un puñado de minutos se pasó de no negociar la importancia de sumar los tres puntos, a dar por bueno conseguir por lo menos uno. Y es que bastaron siete minutos de partido para que -todos al reclamo del balón en el centro del campo, nadie para guardar las espaldas en media cancha- un error defensivo infantil permitiera a Carlos Vela una carrera limpia de 30 metros y un pase claro al Chory Castro, que marcó sin pestañear, solo ante Andrés Fernández, con el meta vendido en un mano a mano en desventaja. Coser y cantar, así jugaba la Real ante Osasuna a quien, el gol en contra, convirtió un buen rato un equipo con encefalograma plano, con muy pocas ideas. Difícilmente se puede jugar destilando una sensación de terror mayor de la que ofrecían los rojillos, entre bloqueados e inertes, con la cabeza quizás en otra parte, pensando en la historia horripilante que se les está echando encima en este tramo gris de la Liga.
Osasuna intentó engancharse al partido por las bravas. Pulsando la tecla del juego directo, buscando la cabeza y la rebeldía de Oriol Riera, el equipo de Javi Gracia estuvo a punto de marcar en acciones con ímpetu y sin puntería bien encauzadas por el delantero catalán salvo en el último empujón a la pelota. La inclusión en el partido de De las Cuevas, en lugar del lesionado Armenteros, también mejoró esta versión de un Osasuna entonces con contadísimos recursos, laborioso y dedicado, pero casi liquidado.
No le estaba sentando mal a Osasuna que Oriol Riera estuviera llevando el partido a una cuestión casi personal. Es lo que le queda a los delanteros cuando el despliegue que les rodea no da mucho para explayarse y cada pugna es asunto casi excepcional y por eso vital. La Real Sociedad es una delicia de equipo corriendo hacia la portería contraria -ahí tiene velocistas y jugadores con talento, descarados y sin respeto-, pero anda con más problemas cuando debe girar y defender su terreno. Osasuna había martilleado el área realistas en la primera parte por el empuje de su ariete en jugadas desde las bandas y en todo el sustento atacante que le dieron las acciones a balón parado, e iba a insistir con él en la reanudación. El equipo de Javi Gracia casi empata por mediación de Roberto Torres al poco de regresar de los vestuarios -el canterano cruzó estando solo ante Bravo, pero no definió su acción como centro o remate-, pero fue un testarazo de Oriol Riera quien finalmente elevó las tablas luego definitivas al marcador. La mejor versión de Osasuna surgió en esos momentos, cuando apretó a la Real y estuvo muy cerca de culminar la remontada con ocasiones, presión y espíritu hasta el último suspiro. El Osasuna de siempre se dio entonces una vuelta por El Sadar en la última media hora de encuentro. Es necesario que aparezca más a menudo porque esta agonía no desaparece. Y no queda en la clasificación casi nadie por debajo.
OsasunaReal Sociedad
5Tiros a puerta4
7Tiros fuera3
5Ocasiones de gol3
17Faltas cometidas19
30Balones al área26
5Córners8
2Fueras de juego0
56%Posesión44%
50Balones perdidos77