pamplona - Osasuna acabó en el Bernabéu con su racha como invicto en el torneo, donde el Real Madrid se mostró más acertado y aprovechó sus contadas ocasiones para terminar imponiendo también su superioridad. El remozado equipo de Arrasate, con siete novedades respecto a la última alienación, dio guerra en el primer tiempo pero se vio superado con claridad en el segundo. Sin contundencia en los últimos metros, en donde no se acertó a rematar entre los tres palos, Osasuna no fue capaz de engancharse de nuevo al encuentro tras recibir el primer gol en contra. La misión resultó imposible tras la reanudación.

Osasuna encajó la primera derrota del curso ofreciendo en términos generales una imagen más que correcta, para nada mostrando la versión de un conjunto apocado y recién llegado a la categoría. El sostenimiento de algunos de los rasgos como grupo fue lo mejor que se traen los rojillos de Madrid. La altura de un grande, que con poco hace mucho, no permitió más solución. No hubo contundencia en los últimos metros, ni el vigor de otros encuentros. Sin pegada no hay premio.

Jugar en el Bernabéu supone una esfuerzo máximo para cualquier equipo y Osasuna no fue excepción en la regla. Asumido el sufrimiento, lo interesante es el desempeño de los futbolistas en el examen. Y Arrasate decidió otorgar el peso inicial de la prueba a siete jugadores nuevos respecto a la última alineación; evidentemente, administrando fuerzas para algunos, dando oportunidades a otros y, también, poniendo el foco en el partido del fin de semana, en el campo del Levante. Un equipo que cambia de arriba a abajo en un escenario magno como el Bernabéu da para las interpretaciones que se quiera, sobre todo a la reserva de hombres.

La puesta en acción de Osasuna, sin embargo, fue la correspondiente al estilo de Arrasate. No se notaron los cambios y el equipo funcionó a las mil maravillas. Ordenado y dinámico, atento en defensa y abierto con la pelota, el conjunto rojillo ofreció esa imagen reconocible de los últimos tiempos frente a un Real Madrid, por contra, más descompuesto por la puesta en el campo del plan B de su plantilla.

Las buenas maneras de Osasuna no se plasmaron en ocasiones. El equipo de Zidane pareció recomponerse y entrar en el partido a raíz de una acción mal defendida por los rojillos, en la que Raúl Navas, uno de los centrales debutantes, remató sobre su portería. El paradón de Rubén cayó en los pies de Jovic, que cazó el rechace pero lo envió a la grada.

Siguió Osasuna mostrando su imagen intrépida, con el joven Moncayola colosal en el centro y Fran Mérida con poso y sentido con el balón. Rubén García también respaldó esa sobriedad de los rojillos con el balón y Brandon, con su esfuerzo, inquietó a un rival con menos pegada que otras veces.

No estaba mal Osasuna cuando Vinícius recibió un balón en el borde del área y el roce de su disparo sobre Raúl Navas transformó en trayectoria imposible el dibujo del balón, que se coló en la puerta de Rubén. El jarro de agua fría, previsible en campos como el Bernabéu, animó al autor del gol, que fue el único argumento de un anodino Madrid. Aún Osasuna estuvo a punto de meterse de nuevo en el partido con un pase larguísimo de Rubén García que, pese a ser bien controlado, Marc Cardona no acertó a rematar. Los rojillos se marcharon al descanso sin disparar en los tres palos, mala estadística que se perpetuaría en la reanudación.

Osasuna había mantenido una pugna equilibrada y más que digna en la primera mitad, pero el camino se había puesto cuesta arriba por el cumplimiento del tradicional guión de un partido en casa de un grande, donde el anfitrión no tiene que hacer mucho para hacerse con le botín.

Los rojillos volvieron a entrar con corrección en el encuentro, aunque el Madrid anduvo con más chispa desde el principio. A Estupiñán se le quedó corta una cesión a su portero y Jovic, el sustituto de Benzema -el francés debe estar tranquilo- mandó alto en posición excelente.

El VAR apareció en el Bernabéu para mantener a Osasuna vivo en la cita. El árbitro de arriba le dijo al de abajo que el tanto que conseguía Jovic, tras pase de Lucas Vázquez, había sido en fuera de juego. Cualquier otra temporada, el encuentro ya habría quedado finiquitado por un pelo. Osasuna quería reactivarse tras esa decisión, pero ni siquiera con la inclusión en el partido de Juan Villar y Chimy Ávila, por Brandon y Marc Cardona, logró mostrarse tan vigoroso como en el primer tiempo. También entró Roberto Torres para canalizar los esfuerzos de su equipo, pero tampoco funcionó. Peor aún, al poco de estar en el terreno de juego el recién ingresado Rodrygo, otro crío que debuta ante Osasuna, en la primera acción que participó, anotó gol con una facilidad pasmosa.

Ahí terminó el partido para los rojillos, como también la aventura en esta temporada como equipo invicto. Las alternativas en la alineación, pese a que el equipo respondió un tiempo con el pelotón de nuevos, también le ha servido de mucho al entrenador. Ha habido descanso para unos cuantos y una mejor definición del escalafón en la plantilla. El domingo toca otra cosa, porque Osasuna deberá volver a morder, a encenderse.

OsasunaReal Madrid

0Tiros a puerta6

2Tiros fuera6

1Ocasiones de gol3

13Faltas cometidas13

24Balones al área19

5Córners7

1Fueras de juego1

55%Posesión45%

0Intervenciones del portero3