No se queda muy bien el ánimo cuando después de tres meses de parón, incluido uno de entrenamientos en reclusión y entre protocolos, el retorno a la Liga se salda con una derrota, con otro traspié, sin reacción. Los equipos de la zona baja de la clasificación regresaron del periodo de parada obligada viajando en la misma tendencia y perdieron, lo que favoreció las pretensiones de Osasuna, que recaudó en Donosti un punto que tiene así un valor todavía más importante. De los ocho últimos equipos clasificados -los que están separados con una distancia de diez puntos-, solo dos fueron capaces de ganar -Valladolid y Espanyol- y el resto se conformó con derrotas.
Con una jornada menos y un punto más en la clasificación, los planes de Osasuna para la permanencia van viento en popa y, si se siguen dando por válidas las previsión de que en torno a los 40 puntos se puede firmar la salvación, a los rojillos les quedan un par de pasos, dos victorias, para que la estancia en Primera el próximo curso quede ratificada.
Porque se mimó el partido frente a la Real, porque siguió retumbando con fuerza el objetivo de la salvación en el ánimo y la cabeza de los jugadores, Osasuna fue capaz de equilibrar la distancia futbolística inabordable hace solo unos meses con uno de los equipos más brillantes del torneo, e hizo méritos irrefutables para puntuar en el Reale Arena. Anoeta vio a un Osasuna rocoso, cohesionado e intenso que taponó durante muchos minutos todos los caminos a la Real y fue capaz de robarle su identidad. Los hombres de Arrasate cortaron líneas de pase y estuvieron más listos y activos en las segundas disputas. La Real sin balón fue un rival accesible y las ocasiones que se desperdiciaron -algunas, pura mala suerte-, estropearon una victoria, aunque el empate final no afea el buen trabajo del equipo.
Arrasate presentó un equipo con muchas novedades -seis caras nuevas respecto a la última alineación, que fue hace tres meses con el Espanyol- y para mañana la primera gestión del esfuerzo de los jugadores en este calendario atropellado ya queda hecha. Futbolistas de primer nivel y con galones en Osasuna, caso de Rubén García -el domingo sancionado- o Roberto Torres -en el banquillo y sin minutos ante la Real-, están en condiciones para recibir al Atlético de Madrid y para realizar con garantías la labor de refresco indudable que van a tener que afrontar todos los equipos.
Osasuna se entrenó ayer por la mañana en Tajonar y la sesión dejó como principal novedad la lesión de Facundo Roncaglia. El futbolista argentino lleva varias semanas con problemas musculares y ayer fue sometido a unas pruebas en la Clínica Universidad de Navarra que determinaron, según explicó el club, una lesión muscular en el vasto interno de la pierna izquierda. El defensa no estará entre los convocados para el encuentro con el Atlético y la evolución de sus problemas definirá si está en condiciones de ser de la expedición para el encuentro del domingo en Valencia, en Mestalla.
La sesión de ayer fue de recuperación para los titulares en el Reale Arena, mientras que el resto se ejercitó con mayor intensidad. Chimy Ávila sigue su proceso de recuperación, y Rober Ibáñez y Kike Barja continúan con trabajo específico.
Osasuna cambia las rutinas de entrenamiento para la jornada de hoy y los futbolistas se ejercitan por la tarde en Tajonar, desde las 17.30 horas.
los datos
La jornada. Solo dos de los ocho últimos equipos clasificados fueron capaces de ganar en la pasada jornada -Valladolid y Espanyol-. Perdieron Betis, Alavés, Eibar, Celta, Mallorca y Leganés. Osasuna le lleva a los dos últimos clasificados 12 puntos de distancia. Quedan 30 por disputarse.
Roncaglia, baja. El defensa argentino es baja para el partido de mañana ya que sufre una lesión muscular en el vasto interno de la pierna izquierda.
Hoy, sesión vespertina. Osasuna cambia de horario y se entrena esta tarde desde las 17.30 horas en Tajonar. Arrasate despejará las incógnitas de la convocatoria a continuación.