No fue un milagro. Que el pasado sábado a las 21.00 horas pudiera celebrarse un partido de fútbol de Primera en Pamplona tiene más que ver con la ímproba labor de retirar la nieve acumulada sobre el césped del estadio del equipo de jardinería de Osasuna (Juan Carlos, Cándido, Javier, Josetxo, Javi, Jesús, Dani, Faustino, Santiago y Jesús), de otros dos empleados de oficinas del club y de 30 operarios de ISN. Así vivió Juan Carlos Sanz, jefe de las operaciones y greenkeeper greenkeeperde la entidad.

¿Cómo se preparó el dispositivo?

-Normalmente siempre miramos las previsiones meteorológicas de la semana y, cuando vemos que anuncian nieve, agua o cualquier otro fenómeno, vamos tomando medidas. Después, preparamos nuestro material, palas, maquinaria, etcétera, etcétera, y luego, en función de la dificultad que tenga el poder llegar a tiempo, contratamos a gente externa para echar una mano.

¿Cuánta gente formó el operativo?

-Estábamos los cinco trabajadores de Tajonar y los cinco del estadio, más otros dos compañeros de oficinas y Fundación que se presentaron voluntarios. Del club estábamos 12 y de ISN vinieron unas 30 personas.

¿Cómo organizaron el trabajo?

-Como las previsiones decían que iba a empezar a nevar a las 10.00 horas, los empleados del club quedamos un poco antes de hacernos las pruebas de antígenos. La intensidad de la nevada era entonces escasa y al principio limpiamos solo las dos áreas, que ya habían comenzado a blanquearse, para posteriormente ir retirando la nieve con el fin de que no se acumulase. Durante esas primeras horas lo que hicimos principalmente fue mover las lámparas de radiación de un lado a otro para que el suelo cogiese temperatura y a la nieve le costase más cuajar. Como al principio no caía mucha, se deshacía sola. Más o menos hasta la hora de comer fuimos los empleados del club los que nos encargamos del trabajo, porque a las 14.00 horas se incorporaba el personal de ISN, que, por protocolo, tenía que pasar test de antígenos. Fue entonces, cuando además comenzó a nevar de forma más copiosa, cuando ya estábamos todo el plantel al pie del cañón.

¿Les dio tiempo a comer?

-Sí, pero tuvimos poco tiempo. A las 13.30 horas paramos a echar un bocado porque el tiempo era bastante aceptable en ese momento y no teníamos problemas ni agobios, pero, cuando volvimos a las 14.15 horas, la nevada ya empezaba a ser copiosa y, aunque teníamos el refuerzo de otras 30 personas, la cosa se empezaba a poner un poco más complicada.

¿Creció la tensión entonces?

-Sí. Hubo un momento en el que pensaba que no llegábamos. Fue a eso de las 17.30 horas. Empezó a nevar más fuerte y se veía que, cuando terminábamos de limpiar una zona, la anterior ya estaba completamente blanca. Hubo un momento en el que, por la intensidad de la nevada, parecía que iba a ser imposible. Luego tuvimos un poquito de fortuna porque a eso de las 19.00 o 19.30 horas bajó un poco la intensidad y ahí hicimos otro esfuerzo. Es verdad que hubo momentos en los que la gente, al ver que no salía su trabajo y por puro cansancio, empezó a flaquear un poco, pero enseguida nos pusimos en plan más ordenado y serio para que todo el mundo hiciera el mismo tajo, y al final lo sacamos adelante.

¿Respiró tranquilo cuando comenzó el partido?

-No, lo hice antes. Al final estuvimos todo el día hablando con la Liga, que nos recomendó retirar las lámparas lo más tarde posible, y cuando vimos que no nevaba con tanta intensidad, que llegaron los equipos y que el árbitro nos confirmó que el campo estaba en perfectas condiciones para jugar, nos quedamos más tranquilos. Cuando los jugadores salieron a calentar, aunque quedaban algunos detalles que pedía la tele por temas de publicidad y demás, ya parecía que no había vuelta atrás y que se iba a jugar.

Desde fuera, parece que el césped aguantó bien. ¿Piensa lo mismo?

-El campo estaba perfecto para jugar a fútbol. Ha habido partidos esta misma temporada en los que ha estado más difícil por el agua. Recuerdo el día del Betis, que tenía bastante cantidad de agua en la superficie, aunque el balón también corría y no había charcos ni fue un impedimento para jugar bien al fútbol. El tema está en que el césped es nuevo, le falta enraizar bien y los tepes retienen más agua en la superficie, pero el campo estaba en perfectas condiciones, un poco blando en la zona de las sombras de las lámparas, porque al derretirse la nieve había algo más de agua, pero no había ningún problema para jugar. De hecho, no se levantó ninguna huella ni hubo ningún problema.

¿Recibieron felicitaciones tras el partido?

-No, porque estábamos a nuestras cosas, pero esta mañana (por ayer) me ha dado las gracias el míster. Me ha dicho que nos habíamos pegado una pechada. Cada uno en el club tiene que hacer su labor, a nosotros nos toca ésta y entre todos hay que sacar esto adelante.

Pero ver y sentir las muestras públicas de agradecimiento de jugadores de Osasuna y Real Madrid, así como de los aficionados, sienta bien, ¿no?

-Por supuesto. Todos tenemos nuestro orgullo y nos agrada que nos feliciten por hacer bien nuestro trabajo.

¿Pudo ver el partido?

-Estuve viendo un poco la primera parte y un rato de la segunda, pero, al final, entre unas cosas y otras estás moviéndote por ahí y no me dio tiempo a sentarme tranquilamente.

Hemos hablado de los elogios, pero, ¿qué opina de las quejas de Zidane, que afirmó tras el empate que el encuentro no debía haberse disputado por el mal estado del campo?

-He jugado a fútbol y he estado ligado a este mundo desde que tengo uso de razón y entiendo que, cuando a uno se le dan las cosas mal, en caliente lo primero que haces es criticar. No creo que la queja fuera por el terreno de juego, porque no tenía excusa en ese aspecto, sino por otros motivos, como por ejemplo el viaje, que debió de ser bastante complicado por el tema de la tormenta y demás. Me imagino que se juntó todo y saltó. Seguramente que reflexionando al día siguiente y más en frío no le eche la culpa al campo, ya que estaba para jugar.

Deduzco que le entiende.

-Sí, porque al final los entrenadores viven de los resultados y, cuando tienes un resultado malo, en un momento determinado y si se te han juntado circunstancias adversas durante dos días, puede que no veas todo con la lógica más exacta y se te vaya un poco la olla, pero no hay ningún problema.

Ha relatado el esfuerzo humano para limpiar el campo, pero también se aprovecharon del calor de las ocho lámparas gigantes que recientemente adquirió el club. ¿Ayudaron?

-Sí, aunque la verdad es que, si hubiera caído una nevada de mucha más intensidad, de esas en las que se acumula la nieve muy rápido en el suelo, estas lámparas dan la potencia que dan... Pero tal y como estaba cayendo, sí que impedían que cuajara. No son exactamente para lo que las utilizamos, pero ayudaron.

Algún aficionado destacaba en redes sociales con cierta ironía que la factura de la luz subirá este mes considerablemente....

-Eso seguro, porque las lamparitas consumen lo suyo (risas).

Se trata de un gasto extra para Osasuna. ¿Habrá otro para premiar el esfuerzo humano?

-No lo sé. Eso ya es una cuestión interna del club. Yo formo parte de esto, me toca hacer este trabajo cada equis tiempo y estoy agradecido sobre todo a las muestras de cariño de la gente, pero, si el club tiene a bien gratificar a la gente que se ha pegado la pechada, mejor para todos, aunque, si no, tampoco pasa nada porque la asumimos como parte de nuestro trabajo.

Osasuna afronta ahora tres partidos lejos de El Sadar (dos de Liga y uno de Copa). ¿Agradecerá el césped el descanso?

-Sí. Tenemos dos semanas para recuperarlo. Haremos las labores que se suelen hacer en esta época para ver si mejoramos y le vendrán bien estos 15 días, sobre todo si tenemos suerte con la climatología. El objetivo es que esté bien para el próximo partido en casa, el día 24 contra el Granada.

“Respiré cuando el árbitro confirmó que el campo estaba en condiciones y los jugadores salieron a calentar”

“El césped estaba perfecto para jugar; de hecho, ha habido partidos de esta temporada más difíciles”

“Me imagino que a Zidane se le juntaron muchas cosas y por eso saltó en caliente, pero no hay ningún problema”

“El míster me ha dado las gracias por pegarnos la pechada, pero en el club cada uno tiene que hacer su labor”