Osasuna sacó a relucir acierto y ambición, tono defensivo y eficacia rematadora en el momento oportuno. Con la clasificación apretando en los talones, con la obligación de acelerar el paso para que alguno de los que vienen lanzados por detrás no se conviertan en incómodos rivales en el último esprint -quedan solo ocho jornadas para que esto acabe-, el equipo de Arrasate recobró la señas de identidad del Osasuna reconocible de hace un tiempo y así llevarse los tres puntos en el campo de uno de los conjuntos de categoría de la Liga, el Villarreal. Después de varios encuentros entre titubeos, con actuaciones crispadas y marcadores con telarañas, una gran versión de Osasuna apareció en un escenario importante para casi zanjar la cuestión de la permanencia y poner la salvación a tiro de un escaso puñado de puntos más, solo unos pocos más.

Las victorias no brillan lo mismo según el escenario y en el campo del Villarreal hay que redondear grandes actuaciones porque el propietario de la cancha es de los jugones del torneo y, además esta temporada, cuenta en sus filas con uno de los killers de la Liga. La concesión de un tiempo de descanso a Gerard Moreno, que solo jugó en la segunda mitad, le dio unos minutos de respiro a Osasuna porque su aparición en el encuentro incrementó las dificultades del compromiso y generó las situaciones más problemáticas para los rojillos. Sin embargo, incluso en el considerable intercambio de golpes que fue la segunda parte -una gozada de partido abierto-, Osasuna se mantuvo erguido, dando la cara a su contrincante y bastante firme en todo momento en la búsqueda de la victoria.

En el logro de estos tres puntos muy importantes, indudable protagonismo acaparó el meta de Osasuna. Sergio Herrera firmó una actuación memorable, sólido en todo momento y crucial en dos intervenciones en el tiempo de descuento, en donde el Villarreal perfectamente pudo darle la vuelta al marcador y consumar un enorme fiasco. El portero burgalés sacó a pasear un par de manoplas prodigiosas que helaron las intentonas de Moi Gómez y de Trigueros, respectivamente, cuando el partido se marchaba por el añadido. Antes, porque para ganar fuera de casa hay que completar toda la documentación y llevar en regla todo, Osasuna ya había adelantado el trabajo con dos golazos, firmados por Moncayola y Budimir, en los minutos en que el encuentro estaba más abierto y exigía a partes iguales compromiso, frialdad y valentía. Además de los tres puntos, la reaparición del Osasuna ambicioso y combativo, abrochado también a un buen juego, fue la mejor noticia de la grata sorpresa de ayer que ha cambiado el decorado del equipo.

Aunque Osasuna entró a las mil maravillas en el partido, para nada cohibido por un rival a priori superior, la tarde comenzó a sacarle del anonimato a Sergio Herrera relativamente pronto. En el prolegómeno de una jugada revisada varios minutos por el VAR -por la caída de Jaume Costa ante Nacho Vidal, finalmente colocada fuera del área, aunque la teatralización del jugador del Villarreal pone en duda la esencia de la acción-, el meta se cruzó primero en el disparo de Moi Gómez y después desvió el lanzamiento de falta de Parejo con la que se castigó el desmayo del atacante amarillo.

Osasuna no estuvo mal en el rato de ida y vuelta que hubo tras esas ocasiones. Budimir rozó el gol tras un error de Albiol -se coló entre el defensa y la pelota para dejarle helado- e incluso Brasanac pisó con temple el área en un remate alto y lejano tras una buena maniobra de control y regate. Los centrales de Osasuna también estaban poniendo nota alta a su buena fama con varias cruces oportunos, como el firmado por David García ante Moi Gómez, que se iba para adentro.

A Emery no debía gustarle lo espeso que se le estaba poniendo el partido y puso sobre el tapete a jugadores con más galones, caso de Gerard Moreno, y con perfiles más ofensivos. Osasuna se mantuvo correcto pese a la entrada de estos futbolistas de pasarela y Barja y Rubén García enseñaron las garras a los diez minutos ante Sergio Asenjo.

Manu Sánchez, en el campo de improviso porque Juan Cruz se lesionó a los quince minutos, se marchó por la banda izquierda con sutileza, como quien lo hace sin esfuerzo, y soltó un centro para que en el balcón del área empalmara Moncayola. El zambombazo deslumbró al portero del Villarreal y subió al marcador un gol sorprendente por ejecución y trascendencia en el choque. El encuentro se lanzó por la pendiente de la emoción, con Sergio Herrera sacando con determinación todo lo que le llegaba. En esa tesitura, con la puerta cerrada para los de casa, el gol del Villarreal solo podía ser en propia puerta. David García, en todas partes, se enredó en un centro de Gerard Moreno que iba camino de Alcácer, solo a un metro de la portería, y envió la pelota a gol.

Antes de que el Villarreal se creyera que podía tirar de su apisonadora y probara la rotundidad de juego de ataque, Osasuna demostró que no le hacía gracia el nuevo plan y se lanzó a por el marcador. El segundo tanto de los rojillos fue un gol inusual, porque ya no hay equipo que marque de córner con frecuencia. El balón teledirigido por Rubén García fue liquidado por Budimir con un testarazo inapelable que atropelló a Asenjo.

Osasuna supo defenderse en los quince minutos finales con las manos que sacó Sergio Herrera en su festival ante Fer Niño, Moi Gómez y Trigueros, y la mano que le echó la fortuna en esos lances finales. Aunque la suerte, la buena y la mala, hay que saber buscársela.

Ficha Técnica:

1 - Villarreal: Asenjo; Mario, Albiol (Trigueros, m.78), Funes Mori, Jaume Costa (Pedraza, m.45); Foyth, Parejo, Rubén Peña (Gerard. m.45); Yeremy (Chukwueze, m.58), Alcácer (Fer Niño, m.78)y Moi Gómez.

2 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Aridane, David García, Juan Cruz (Manu Sánchez, m.61); Kike Barja, (Torres, m.76) Moncayola, Darko, Javi Martínez (Torró, m.58), Rubén García (Oier, m.76) y Budimir (Calleri, m.76)

Goles: 0-1, m.64. Moncayola. 1-1, m.69. David García, en propia puerta. 1-2, m.74: Budimir.

Árbitro: Munuera Montero (C. Andaluz). Sin amonestaciones.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima jornada de la Liga disputado en el estadio de La Cerámica sin espectadores.