Pepe Alzate regresó a Osasuna en la temporada 1979/1980 para devolver al equipo a Primera División, creando un equipo de autor, que se llegó a conocer como los indios de Alzate. Esa frase se popularizó después de un Osasuna-Valladolid. "A veces parecen una banda de indios", dijo Paquito, entrenador pucelano, para describir los sorpresivos movimientos en ataque de los chicos entrenados por el navarro.

Esos contragolpes llevaban la firma de Echeverría, Iriguíbel y Martín, el famoso tridente rojillo de los años 80, pero eran iniciados por Clemente Iriarte, que filtraba infinidad de pases a los hombres de delante. "Cuando Iriarte tenía el balón, los 10 jugadores restantes ya sabían lo que tenían que hacer", recuerda el propio Alzate.

"De la época osasunista", prosigue Alzate, "era un jugador de una disciplina enorme, líder en el juego y en el día a día. Tenía una clase excepcional. En Osasuna eliminaba al jugador más interesante del contrario por su capacidad para robar balones, una cualidad que le hacía parecer un jugador más defensivo".

Alzate destaca de Iriarte que era un jugador "con buena táctica y bueno en la estrategia, siendo un buen ejecutor al manejar bien las dos piernas" a pesar de que se conoce sus golpeos de exterior, como recuerda el extécnico en su asistencia de saque de falta a Iriguíbel en un gol ante el Barcelona.

"Iriarte era un jugador aplicado y disciplinado... era el jugador perfecto, a pesar de que llegó a Osasuna con 30 años", prosigue Alzate, al tiempo que bromea recordando que "los otros entrenadores que tuvo no le dejaron disfrutar del fútbol al darle más labores defensivas, pero aquí disfrutaba como un enano y también hacía disfrutar a todos: compañeros y afición".

En cuanto al día a día, Alzate finaliza desvelando que Iriarte, "al un jugador ser disciplinado, obediente y responsable, eso se traslada a la persona. Era muy sencillo, humilde y tenía una gran capacidad humana. Erigía como líder sin querer serlo, por la confianza que generaba en el vestuario".