- La plantilla regresa esta mañana a los entrenamientos para preparar el partido contra el Villarreal del sábado (14.00) horas, en el que los retos se multiplican. Osasuna se mide a un rival de primer nivel pero, sobre todo, debe enfrentarse a los demonios que le habitan en El Sadar y que, por el momento, ha hecho que solo haya conseguido dos victorias en lo que se lleva de temporada.

Los rojillos solo han ganado a Rayo Vallecano (1-0) y Cádiz (2-0) y los otros once encuentros de local se han ventilado con un discreto cómputo de seis empates y cinco derrotas -el balance de goles a favor y en contra es de 10/19-. Es decir, tan mal como los rojillos anda en su estadio el Levante, el último clasificado -con solo dos triunfos caseros, 12 puntos en casa por 18 en total-, y aún peor está el Cádiz, que no ha ganado en su campo y solo ha sumado ocho puntos por otros ocho empates. Incluso un equipo metido en la zona de descenso como el Alavés ha sumado más puntos defendiendo su domicilio (15).

Con un rendimiento mediano en El Sadar, Osasuna estaría colocado en la clasificación mucho más arriba. Quizás en las posiciones con las que se llegó a soñar cuando fuera de casa los hombres de Arrasate eran como un torbellino.

La plantilla de Osasuna se entrena esta mañana desde las 10.30 horas en Tajonar y Arrasate, salvo consecuencias aplazadas del partido en San Sebastián, cuenta con todos los jugadores en condiciones salvo Areso, que sigue restableciéndose de la operación de peroné a la que fue sometido el pasado mes de diciembre.

Después de dos encuentros fallidos contra Atlético de Madrid (0-3) y Real Sociedad (1-0), lo normal es que Arrasate opte por algún cambio en la alineación buscando algún cambio en el paso. Los rojillos tienen 32 puntos, la permanencia está encarrilada, pero no cerrada.