ada vez que llegan, con el final de la temporada, los play off por el título, el ascenso o la permanencia en cada deporte, algo nos chirría: que un equipo que ha arrollado en su larguísima liga se quede sin nada por un mal día en un duelo a ida y vuelta o, aún peor, a partido único; que en vez del tercero de Segunda suba el sexto; que dure tanto la fase regular y tan poco la que lo decide todo. Ahora, además, algunos deportes -baloncesto, balonmano...- le han cogido gusto a eso de las Finales a Cuatro, en un fin de semana y a partido único. Toda la inversión de un club y el trabajo de un año a prueba en un minitorneo sin margen de error y hasta sin descanso. Pero si lo hacen en la Liga de Campeones o en la Euroliga, por qué no en el resto de competiciones. Es inaplicable, pero sería más justo, por ejemplo, juntar a los cuartofinalistas de la Champions y montar una liga final de 14 jornadas. De ahí sí que saldría un campeón merecido, inobjetable.