Osasuna tiene a sus galácticos propios y cuando se cruzan en el momento adecuado, cuando conectan, son capaces de cambiar la historia de cualquier partido. El Mallorca, un equipo tozudo, duro y sin sonrojo en las maneras como su entrenador, había construido un gran muro defensivo a base de acumulación de jugadores y orden táctico, hasta que los dos futbolistas de la varita mágica conectaron. Y saltaron entonces chispas. Moi Gómez, el mejor hombre del partido en todas las facetas del juego, se coló por donde a las defensas les entra la corriente, entre el central y el lateral, y cedió a Aimar Oroz, otro pillo entre zagueros, para que el chaval de la casa marcara de un soberbio zapatazo. La acción, la concepción y conclusión, vale por todo un partido y eso es lo que pasó.

Osasuna, que supo disputar con carácter y personalidad el encuentro recio que le propuso el Mallorca -el conjunto balear ofreció una excelente imagen como rival malencarado-, se llevó los tres puntos por la conexión superlativa que se fabricaron los dos jugadores con más calidad del grupo. El equipo respondió a Arrasate y le dio una vuelta a la tuerca de la competitividad, supo estar en la faena cuando le tocó defender, no volvió la cara a pesar de la infinidad de faltas con la que le cosieron en todo el campo y mantuvo una expectativa muy alta en cuanto tuvo el balón. No hay discusión acerca de la justicia del resultado porque el Mallorca, al que no se le puede poner un solo pero en su abnegación defensiva, anda menos espléndido cuando le toca mirar la portería contraria. Hizo sus aproximaciones hasta el área de Aitor Fernández, pero solo acertó a dirigir entre los tres palos dos disparos muy mansos.

Antes de que los futbolistas con clase se pusieran la chistera y se dieran una vuelta por la pasarela, Osasuna se tuvo que tragar un sapo. La evolución de Javier Aguirre en la Liga se plasma en sus equipos y el Mallorca es un hueso. Con presión y orden, una defensa súper poblada y las ideas claras -morder sin balón y salir como centellas cuando se consigue uno-, el conjunto balear le planteó una primera parte muy espesa a Osasuna. De hecho, los mallorquinistas estuvieron muy cómodos en los primeros quince minutos ante un equipo rojillo impreciso.

Las cosas cambiaron cuando mediado el primer tiempo Osasuna supo hacer la digestión del bolo que le planteaba su rival y comenzó a pisar terreno enemigo con más sentido, con más centros. Abde, en uno de ellos, creó la oportunidad más clara cuando apareciendo desde la banda Diego Moreno, el debutante, estuvo a punto de conectar un remate ante la sorpresa de la defensa. El Mallorca siguió a lo suyo y a la media hora, en otra llegada circunstancial pero bien peleada, de un centro de la derecha de Maffeo llegó un zapatazo en la izquierda de Costa que se marchó fuera por poco. Osasuna terminó el primer acto mandando, pero con una molesta sensación de dificultad de un contrincante pétreo, sin fisuras ni señales para la descomposición, en un choque feo.

Estaba preparándose para el zafarrancho el Mallorca cuando se le desmoronó el plan, se le cayó el muro. Moi Gómez generó la jugada, primero con Abde, que terminó en el gran gol de Aimar Oroz a los dos minutos de la reanudación. Un golpe lo suficientemente temprano como para que el equipo balear sintiera cuestionado su plan, molestado de verdad.

El Mallorca tuvo una reacción racial, siempre al estilo de su míster, y se acercó inmediatamente hasta la portería de Osasuna -fue cuando Muriqi acertó a enviar la pelota entre los tres palos por única vez en la segunda mitad-.

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Osasuna estuvo bien en los minutos de toma y daca que hubo a continuación. Nunca hubo un derroche de oportunidades por ninguno de los dos bandos, pero el encuentro exigía elevadas dosis de competitividad. Los cambios, la entrada en el partido de Rubén García y Moncayola, le sentaron bien a los rojillos, que aumentaron el tono físico y estuvieron más minutos en el campo del rival. Los recursos del Mallorca se fueron marchitando, Moi siguió gozando por todo el campo, dando una lección de trabajo, conducción, interpretación del juego colectivo y omnipresencia. A Aimar le fueron segando sus jugadas una y otra vez. Cuando lo cambiaron en el noventa, el mal ya estaba hecho. El muro había caído.

-Ficha técnica


1Osasuna: Aitor Fernández; Diego Moreno (Unai García, m. 89), Aridane David García; Manu Sánchez; Torró; Chimy Ávila (Moncayola, m. 67), Aimar (Darko, m. 89), Moi Gómez; Abde (Rubén García, m. 67); Budimir (Kike García, m. 75).


0 Mallorca: Rajkovic; Maffeo, Valjent, Raillo, Copete (Cufré, m. 72), Costa (Abdón, m. 72); Dani Rodríguez (Amath, m. 64); Baba (Sánchez, m. 84), Grenier; Muriqi, Lee Kang In (Ángel, m. 84).


Goles: Aimar 1-0 (m. 47).


Árbitro: César Soto Grado (Comité riojano), asistido por De Francisco Grijalba y Álvarez Fernández. El colegiado mostró amarilla a Chimy Ávila y Torró por parte de Osasuna. A Lee Kang-In, Grenier y Valjent por parte visitante.


Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de LaLiga Santander disputado en El Sadar ante 19.887 espectadores.