Íñigo Pérez aparece en las quinielas para suceder a Arrasate. No hay semana en la que no saltan dos o tres nombres nuevos a los que se relaciona con el banquillo de Osasuna. La mayoría carecen de fundamento y otros son sencillamente incompatibles por su forma de entender el fútbol. Y ya sabemos que es lo que pasa cuando el nuevo inquilino quiere imponer su método a los gustos de la grada... Pero ocasiones como esta, la de un puesto de trabajo vacante con un largo proceso de selección, dan tiempo a que se muevan las agencias de representación y promocionen a sus candidatos, alguno de los cuales ya lleva más tiempo del deseado sin ejercer. Luego están los que han oído algo o les cuentan que han visto a alguien... Es muy goloso coger el mando en un equipo de Primera: lo difícil, como en todo, es mantenerse. Pero el escaparate es pequeño (solo hay lugar para veinte) y asomar ahí es como un documento de fe de vida: soy entrenador y sigo aquí.

En círculos del club comentaban que la contratación del nuevo entrenador podría cerrarse este mes. Parece lo más aconsejable, con el calendario deportivo en la mesa, si los movimientos que hay que realizar con la plantilla deben acompasarse con los intereses del nuevo técnico, que algo tendrá que decir. Al menos, es una ventaja que el director deportivo se haya empapado en estos años de la idiosincrasia del equipo y comulgue sin poner objeciones con la doctrina de cantera. En realidad, lo que el osasunismo pide a Braulio Vázquez es que reclute a un tipo similar a Arrasate, o a Zabalza, o a Pepe Alzate. Yo no lo veo fácil, por mucho nombre que aparezca en las quinielas. Íñigo Pérez, por ejemplo, es alguien que se ha sumergido de forma tardía en Osasuna y en el osasunismo, es un analista enfebrecido y alguien que creció en un equipo de cantera como el Athletic. Otra cosa es que sus conceptos del juego (que aún no han pasado por la trituradora de Primera) encajen con el estilo natural de Osasuna. Él no jugó aquí con Arrasate tanto como lo había hecho en el Numancia y me parece a mí que sus ideas están más próximas a las de Andoni Iraola que a las del técnico de Berriatúa. De todas formas, el partido de ayer tampoco es una buena hoja de presentación: si ganó el Rayo no fue tanto por las maniobras de su entrenador como por el ataque de conservadurismo que ancló a Osasuna, cobijado dentro de su área (los once de rojo estaban protegiendo su portería cuando recibieron el gol del empate), sin salir ni una sola vez al contragolpe y sin disparar el balón entre los palos durante los segundos cuarenta y cinco minutos. Quizás la peor segunda parte de este Campeonato.

La quiniela para la sucesión seguirá abierta esta semana para nuevos candidatos. Arruinadas ayer prácticamente todas las opciones de luchar por la Conference League, se antoja un final de temporada anodino en el campo aunque excitante en el juego de despachos. Reemplazar a Arrasate no va a ser sencillo ni una tarea fácil para el elegido, que tendrá la sombra del vizcaíno acompañándole el próximo curso en sus idas y venidas junto a la banda. De acertar también en el elegido dependerá el futuro inmediato de Osasuna.

Confidencial

Opción de compra por Svensson. El delantero del Promesas, que ayer volvió a entrar en una convocatoria, llegó el pasado verano decido por el Espanyol para dos temporada, en una fórmula de un año más uno. Osasuna tiene una opción de compra de 400.000 euros (el club catalán se reserva el derecho de tanteo) por un futbolista que cumplirá en noviembre los 23 años.