No fue el mejor partido para Munuera Montero. Seguramente lo recuerde, pero para mal. El colegiado sacó trece tarjetas amarillas, once a jugadores y dos a ambos primeros entrenadores. Además de pitar dos penaltis y otro que le anuló el VAR. Acabó abroncado por el público.
Martínez Munuera llegó a El Sadar con las tarjetas amarillas calientes. Especialmente las disciplinarias. De las trece que mostró, nueve fueron por comportamientos que no le gustaron al colegiado. Evidentemente, las dos de los entrenadores fueron por protestar. Pero luego a eso se sumaron el rojillo Aimar Oroz y los visitantes Albiol, Comesaña y Baena. A Sergio Herrera lo amonestó por irse al banquillo a beber agua antes del penalti. El portero sonrío y tuvo un gesto de cariño con el colegiado. Total, era ya la costumbre en el partido. Además de a todos esos, a Areso y Parejo les amonestaron por encararse entre ellos en una jugada. No estaba Munuera para andar poniendo paz con palabras. Amarillas para todos.
Además de estos, se sumaron a la larga lista Torró, por hacer penalti, Catena y Boyomo por diferentes entradas, como Cardona.
Dos penaltis y otro anulado
Pero la actuación de Munuera no se queda solo en eso. El árbitro pitó dos penaltis. El de Osasuna apoyado por el VAR ya que él no lo vio, aunque hizo gestos evidentes de que para él no había pasado nada. Pocos segundos después le llamaron para ir a ver la tele. Igual, pero al revés, pasó poco tiempo después. A Parejo le rebotó el balón en la espalda y el colegiado decidió pitar una mano que, evidentemente, no había. El VAR le volvió a llamar para corregirlo. Durante el encuentro dejó perlas de su interpretación del reglamento dejando seguir muchas acciones que parecían punibles.
Y en el final del partido tuvo su último momento de protagonismo con el penalti de Torró. Decidió eso en una acción en la que había, como mínimo, tres agarrones visibles entre jugadores de ambos equipos.
Al acabar el encuentro, El Sadar dictó sentencia. Y no fue favorable para el colegiado, que vio como todo el estadio le dedicó una sonora pitada por su mala actuación.