Antes de entrar en el partido, creo que merece una reflexión lo sucedido este fin de semana con el ya exdirectivo Martín Corera. En cuestión de horas, la reacción crítica del osasunismo a los mensajes prosionistas publicados por el nuevo miembro de la Junta recién proclamada depararon, como no podía ser de otra manera, su renuncia inmediata al puesto. Sin más debates ni réplicas.
En el club causó sorpresa –o al menos eso transmitieron– conocer ese perfil del letrado y su exposición pública en forma de comentarios en la red social X; está claro que él, en principio, no le dio importancia a ese posicionamiento que no es de ahora sino que sostiene desde hace más de un lustro; y que, por otro lado, quien le invitó a formar parte de la candidatura desconocía la difusión de esos mensajes o, si lo sabía, ignoraba el alcance que pudieran tener. Error gordo. Cuando Corera se percató, ya investido directivo, de lo improcedente de sus opiniones tratándose ya de un representante de una heterogénea masa social, los eliminó de inmediato. Con esa rápida actuación, estaba todo dicho.
El borrado fue una huida hacía adelante, una maniobra para ocultar de forma deliberada algo que no querían que se conociera, él o quien le aconsejara en ese momento. El exterminio planificado del pueblo palestino por parte del Gobierno de Israel no admite posturas equidistantes. Gran parte de quienes asisten a El Sadar han llenado la grada de banderas de Palestina pidiendo que pare la masacre. Ayer volvieron a verse unas cuantas. La compañía de Corera (un devoto osasunista de largo recorrido), así las cosas, no era la más adecuada para que Luis Sabalza iniciara su cuarto mandato como presidente. El asunto quedó zanjado en pocas horas. Pero esa reacción del osasunismo tiene más recorrido que la dimisión de un directivo; demuestra, primero, que el aficionado mantiene una actitud vigilante sobre asuntos que pueden dañar la imagen del club; que, aunque no lo recojan los estatutos de la entidad, hay posturas a las que no puede dar cobijo porque confrontan con algo tan elemental como los Derechos Humanos; que no se puede estar de espaldas a la sociedad en temas como el racismo, el maltrato, la xenofobia y cualquier tipo de violencia. Hay otro aspecto a tener en cuenta tras lo ocurrido: el destino del club no se maneja solo en la asamblea de compromisarios, diseñada a medida por Fran Canal para arrinconar a las voces discordantes; la movilización de la hinchada, de los osasunistas de abono y de los de sentimiento, también tiene fuerza y repercusión, tanto o más que una votación a mano alzada. Aquí tenemos la prueba. Una reacción tan ruidosa que ha dejado sin palabras a los rectores de Osasuna, que no han estimado conveniente ofrecer una explicación. Ellos sabrán por qué. Pero se la deben a todos los seguidores.
En cuanto al partido, decir que fue divertido no es algo corriente. Osasuna hizo disfrutar a la hinchada, sobre todo en la primera mitad. Había mucha expectación por contemplar la exposición de principios de Lisci, y el italiano mostró lo que quiere sacar a esta plantilla: un equipo muy dinámico posicionalmente, saltándose los preceptos comunes en cuanto a la demarcación, con una movilidad bien interpretada para no perder la colocación, jugando a un ritmo muy elevado y con una presión alta hombre a hombre. Habrá quien diga que en la segunda parte el equipo, por la superioridad numérica, debió reposar más y correr menos, y quizá no le faltará razón. Pero, a riesgo de los apuros de los diez últimos minutos, este Osasuna tiene vocación de ocupar el campo contrario.
Lo importante, ahora mismo, es que estamos en el buen camino. No solo a nivel deportivo, también de conciencia social. Y todo eso hace más fuerte a Osasuna y al osasunismo.
Confidencial: Auschwitz impresionó a Corera
La cercanía del exdirectivo Martín Corera con el sionismo nació tras una visita que realizó al campo de exterminio de Auschwitz anterior a 2019. Lo que vio le causó una honda impresión. Corera, interesado también en el pueblo sefardí (judíos expulsados de España), se ha mostrado crítico con el antisemitismo que “azota” a Europa.