El mes de septiembre se presenta como una auténtica prueba de fuego para Osasuna. El equipo de Alessio Lisci afrontará cuatro compromisos ligueros en apenas catorce días, un calendario apretado que pondrá a prueba la profundidad de plantilla, el físico de los jugadores y la capacidad de gestión del técnico. En un inicio de temporada siempre crucial para marcar tendencias, los rojillos tendrán ante sí rivales de distinta envergadura, pero con un denominador común: la necesidad de puntuar para asentarse en la zona tranquila de la clasificación.

El conjunto navarro arrancará el mes el domingo 14 de septiembre, recibiendo en Pamplona al Rayo Vallecano. Será la primera gran prueba en casa tras el parón internacional, con un rival directo en la lucha por la zona media de la clasificación. El ambiente de El Sadar, siempre un factor diferencial, se presenta como un arma clave para empezar el mes con buen pie.

Apenas seis días después, el sábado 20, Osasuna deberá visitar al Villarreal en La Cerámica. El equipo castellonense, habitual en competiciones europeas, exigirá el máximo a los rojillos en un estadio históricamente complicado. Para Lisci, será una oportunidad de medir la capacidad de su plantilla ante un rival de jerarquía.

El jueves 25 de septiembre será el turno de medirse al Elche, nuevamente en El Sadar y en plena jornada intersemanal. Este encuentro se perfila como uno de los más importantes del mes, ya que supone la oportunidad de sumar puntos ante un rival directo en la pelea por la permanencia.

Lisci tendrá que gestionar el cansancio acumulado y recurrir a rotaciones. El entrenador italiano ha insistido en la necesidad de que “todos los jugadores se sientan parte del proyecto”, por lo que se espera que futbolistas menos habituales tengan protagonismo. La profundidad de plantilla, con Becker más involucrado ya para entonces, será puesta a prueba en esta cita.

Además, el regreso de Iker Benito tras su lesión añade frescura y desborde por banda, algo que puede resultar determinante ante un rival que suele replegarse con intensidad.

El mes se cerrará el domingo 28 de septiembre con la visita al Real Betis en el Benito Villamarín. Con un ambiente siempre hostil y una afición entregada, Osasuna tendrá que desplegar un plan sólido para puntuar en Sevilla frente a un equipo que aspira a pelear en la zona alta de la tabla.

Tendencia futura

Los cuatro partidos de septiembre suponen un examen temprano para un entrenador que todavía está asentando su estilo en el club. Lisci ha apostado por un fútbol valiente, con presión alta y transiciones rápidas, pero al mismo tiempo es consciente de que Osasuna debe mantener la solidez que le ha caracterizado en las últimas temporadas.

La mezcla entre veteranos consolidados y nuevas incorporaciones ofrece al técnico más alternativas que en campañas anteriores. Sin embargo, la exigencia de disputar cuatro partidos en catorce días exigirá una dosificación inteligente de esfuerzos.

La dirección deportiva, tras cerrar el mercado de fichajes con incorporaciones como Sheraldo Becker, Rosier y Víctor Muñoz, confía en que la plantilla tenga la profundidad necesaria para afrontar la carga de partidos.

La exigencia de este calendario pondrá a prueba no solo la fortaleza física de Osasuna, sino también su capacidad para mantener la regularidad en un arranque de temporada que ya se anuncia vibrante.

El camino comienza el 14 de septiembre frente al Rayo y terminará el 28 en Sevilla ante el Betis. Entre medias, el Villarreal y el Elche completan un calendario exigente que puede marcar buena parte del rumbo de la temporada rojilla.