Cinco derrotas como visitante y un solo gol marcado son una pobre tarjeta de presentación para cualquier equipo y para todo entrenador. A pesar de eso, tengo la impresión de que cada semana Lisci está más cerca de alcanzar el objetivo que persigue. Ayer lo rozó con los dedos, pero el pie de Oblak alcanzó a tocar el balón rematado a escasos centímetros por Budimir cuando miles de garganta cantaban gol en la distancia.
Esa oportunidad debía ser el desenlace a la reacción del entrenador y de los jugadores al gol del Atlético de Madrid. Con veinte minutos por delante para evitar un nuevo fracaso, la modificación del dibujo y los cambios inclinaron el campo hacía el área colchonera (también ayudó el que Simeone ordenara el repliegue de su tropa) hasta acariciar el empate. Pero quedó en un empate moral, otro más a la hora de hacer balance, pero que no suma a la hora de ganar puntos y crédito. Quizá si el Atleti hubiera marcado antes, Osasuna habría tenido más tiempo para reaccionar…, pero eso es una perogrullada.
Estos partidos de los rojillos como visitantes siguen la misma estrategia, cimentada en la cohesión defensiva, ayer con la línea de retaguardia más adelantada que en anteriores partidos y que costó coordinar de principio. Cuando encajaron las piezas, el equipo de Lisci contuvo mucho mejor los balones a la espalda de la defensa y pudo soltarse en ataque con un Víctor Muñoz muy activo y ambicioso, e intentando sorprender a balón parado, como a punto estuvo de hacerlo Torró tras el saque de una falta, pero Oblak no estaba ayer para hacer regalos. Tampoco su colega Sergio Herrera, muy seguro bajo los palos, indeciso por alto y fusilado por Almada después de que Giuliano le sacara los colores a Abel Bretones en un cambio de ritmo en diez metros.
Y esta es la clave del partido; mientras Osasuna apostaba por un fútbol coral -–ya digo que las únicas intervenciones individuales llevaban la firma de Víctor Muñoz–, mientras los de verde necesitan que intervengan muchos elementos para fabricar un remate a portería, los colchoneros se encomendaban a un desmarque de Julián Álvarez, al ingenio de Baena, a la calidad de Griezmann o a la potencia de Sorloth. Tiene donde elegir Simeone. Y si los que inician el partido quedan atrapados en la tela de araña de Osasuna, el entrenador argentino mira al banquillo saca a su hijo y a otro internacional con la albiceleste y le acaban arreglando la noche. ¿Qué tenía Lisci para evitar una nueva derrota y contener las críticas que sin duda va a recibir? Pues a Moi Gómez, que dejó una genialidad con pase incluido que Budimir no convirtió en gol, Raúl García, encadenado a la urgencia de marcar en el menor tiempo posible, a Barja buscando los centros que no llegaron desde la izquierda, a Iker Muñoz visto y no visto, y a Becker, presentado como un refuerzo. ¿Refuerzo? En fin.
No digo que Osasuna necesite 23 jugadores para afrontar un compromiso de esta altura ante un adversario que es inquilino habitual de Champions League, porque solo juegan 16 y eso cuando Lisci consume todos los cambios, pero quizá la dirección deportiva se ha quedado corta a la hora de conformar una plantilla con algún recurso extra. Porque ahora la probable baja de Rosier adelgaza la banda derecha y ya vemos también como el equipo está echando de menos a Aimar Oroz.
El fútbol de Osasuna es grupal, aunque haya encuentros en los que unos jugadores brillen más que otros. Creo que también lo entiende así el entrenador. Budimir no hace 21 goles yo me los guiso yo me los como. Por eso, encajar todas las piezas en un modelo colectivo nuevo requiere tiempo. Los cambios cuestan, pero son necesarios. Y hay que tirar de recursos, aunque Osasuna está un poco justo, de momento.
Miguel Salcedo, directivo 27 años después
Luis Sabalza ha incorporado a la directiva a Miguel Salcedo e Ignacio Busto. Salcedo ya formó parte de la candidatura de Pedro Pegenaute que a principios de 1998 fue derrotada en las urnas por el grupo que encabezaba Javier Miranda. Era el más joven de la lista y de haber ganado en las urnas hubiera desempeñado la tarea de secretario en la Junta.
Figueroa Vázquez echa una mano a Osasuna desde el VAR
Es un árbitro que ha protagonizado más de una polémica con Osasuna, pero ayer Figueroa Vázquez echó una mano a los rojillos desde la panorámica que tiene del partido en las pantallas del VAR. El bloqueo de Griezmann a Boyomo es casi imperceptible a ras de suelo, pero el colegiado llama a De Burgos y le pone ante los ojos la falta del francés al camerunés. Eso no lo ve cualquiera; de hecho, Boyomo ni protestó.
36 paradas realizadas por Herrera esta temporada
Sergio Herrera hizo una notable aportación al equipo con sus intervenciones. Los datos del partido le atribuyen 8 paradas, con las que sumaría 36 en estas nueve jornadas. Solo Aarón Escandé, guardameta del Oviedo, para mas que el osasunista: ha actuado con eficacia en 49 ocasiones.
El operador de television minimiza la protesta de los jugadores
Los jugadores de Atlético de Madrid y Osasuna se sumaron a las protestas de otros equipos esta jornada por la decisión de LaLiga de llevar el Villarreal-Barcelona a Miami. Como en los otros encuentros, el operador de televisión minimizó el gesto de los futbolistas (estuvieron unos diez segundos parados cuando el árbitro ordenó el inicio del juego) y sostuvo una toma de cámara cenital en la que solo se veía el círculo central.
Un gol de visitante, el peor balance en siete años
Como visitante, Osasuna ni gana ni marca. En estas cinco primeras visitas, los rojillos solo han marcado un gol a domicilio (al Villarreal, de penalti). Es la cosecha más pobre desde el último retorno a Primera división, por debajo de los dos goles que los rojillos lograron en 2020-21, 2022-23 y 2024-25.
Cinco derrotas consecutivas fuera en el inicio, como hace 13 años
El repaso a los resultados de Osasuna como visitante son francamente decepcionantes: ha perdido en las cinco primeras salidas y encadena ocho encuentros sin ganar (el último, en Valladolid, en el pasado mes de abril). El año pasado el equipo de Vicente Moreno encadenó diez jornadas sin ganar. Para encontrar un inicio de temporada tan nefasto como el de este curso hay que remontarse a la Liga de 2012-13 con cinco derrotas seguidas a domicilio.