pamplona. El archivero municipal José Luis Molins acaba de acoger la colección que la familia del doctor e historiador José Joaquín Arazuri ha donado al Ayuntamiento de Pamplona, como ya ocurrió en 2009 con el legado del fotógrafo Javier Carlos Retegui Zubieta, formado por 250.000 negativos y otro medio millón de fotos, unas donaciones que, según afirma, "son de una importancia capital".
35 años como archivero, toda una vida, y ahora se jubila.
Sí, a fecha de San Silvestre, el 31 de diciembre. Es una sensación un poquito agridulce. Por un lado es el cierre de una etapa tanto personal como profesional, pero por otra parte hay proyectos de trabajo, de investigación, de lectura, de asueto y de estar con la familia. Porque no creo en absoluto que me vaya a morir.
¿Quién va a sucederle en el cargo?
El Archivo está formado por un equipo de grandes profesionales. Al frente estará Ana Hueso, y completan el grupo Inés Roldán, Carmen Prados, Juana Leceaga, Marcos Sáenz de Pipaón y Alberto.
¿Cómo se conserva el Archivo Municipal de Pamplona respecto a otros?
Tenemos un archivo notablemente bueno. Otras ciudades españolas de nuestro entorno han sufrido avatares de todo tipo, guerras o expolios. Pero el archivo de Pamplona conserva en una grandísima parte la interesante producción que ha hecho el Regimiento en la ciudad, como se llamaba en otras épocas a lo que hoy conocemos como Ayuntamiento. Así, desde 1556, en que se inicia la serie de actas de las sesiones municipales, hasta la actualidad, esa única serie de documentos es un reflejo de la voluntad corporativa, del quehacer cotidiano y de la vida de la ciudad. Luego, echando la vista más atrás, hay documentación de tipo medieval, y el primer documento que se conserva arranca de 1129. Es el Fuero que concede Alfonso el Batallador a los francos que habitaban entonces el Burgo de San Cernin. Hablamos de una documentación muy completa que requiere una continua puesta al día, una adaptación a las nuevas metodologías.
¿En la era de las nuevas tecnologías, cómo se está renovando el Archivo?
Estamos en la era digital y de la informática, y eso supone un gran trabajo previo, una gran inversión, y estar siempre al quite en la migración de los contenidos, de los documentos, porque cambian las tecnologías y hay que adaptarlos, sobre todo los soportes. Ese gran esfuerzo de trabajo técnico y de personas produce una gran satisfacción, simplemente viendo el grado de consultas y el grado de aprovechamiento del Archivo.
¿Conociendo la ciudad antigua se llega a querer más la actual?
Las ciudades, como las personas, son un ser vivo. Tienen su punto de arranque, sus incidencias, sus acontecimientos, y efectivamente es difícil interpretar situaciones presentes sin tener muy en cuenta el pasado, y es muy estéril no considerar el pasado para proyección futura.
¿Respecto a la última incorporación al Archivo, la colección de Arazuri, con 22.000 imágenes, cuándo podrá ser consultada por la ciudadanía?
Que pueda ser consultada con perfecto aprovechamiento requeriría un tratamiento individualizado de cada una de las imágenes, con una descripción y digitalización. Ése es un proceso largo. Pero como hay descriptores temáticos, en un tiempo breve se podrá acceder a ellas. De hecho, la alcaldesa ya ha anunciado una exposición para comienzos de año. Eso quiere decir que ya se puede acceder, pero hay que pedir a los usuarios una cierta comprensión porque la respuesta no va a ser inmediata, pero sí razonablemente.
¿Sabe Molins cuántas imágenes se conservan en el Archivo Municipal de Pamplona?
Pueden rondar por las 900.000.