EN 1876 Pamplona vivía el último año de la llamada Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Los carlistas habían llegado a controlar prácticamente al completo las cuatro provincias vascas, aunque no consiguieron tomar ninguna de las capitales, y configuraron un pequeño Estado en el que no faltó un sistema fiscal y judicial, servicios de aduanas y correos y hasta una universidad, enclavada en Oñati. Sea como fuere, en 1876 las cosas no marchaban bien para el bando de don Carlos, puesto que Estella, la capital de este Estado, había caído de nuevo en manos de los "guiris", y el mismísimo Carlos VII había tenido que pasar la frontera el 28 de febrero.

En aquel tiempo, Etxabakoitz hacía aún honor a la etimología vasca de su nombre, etxe bakoitz, es decir "casa solitaria", como bien puede verse en la antiquísima fotografía. El término se remonta al menos al año 1196, fecha en la que aparece por vez primera en la documentación, y en 1213 se citan ciertas viñas que una tal Andrea Domecua había comprado en la zona. Etxabakoitz se despobló cuando la terrible Peste Negra del siglo XIV, y no volvió a poblarse hasta el siglo XIX. La imagen, obtenida desde Barañáin, muestra en primer plano el río Elorz, pocos metros después de haberse unido al río Sadar y camino ya de unirse al Arga. Detrás se ven los campos de cultivo, atravesados por la carretera que asciende hacia Cizur Menor, y se aprecian los perfiles de la Encomienda Sanjuanista, a la izquierda, y la iglesia del lugar, a la derecha. Por último, detrás se percibe la silueta de la Sierra de Erreniega-El Perdón.

HOY EN DÍA Etxabakoitz constituye una zona que integra funciones residenciales, industriales y agropecuarias. Además, desde que en 1953 se anexionara a Pamplona, el destino de Etxabakoitz ha venido estando unido al de la capital y a sus necesidades de espacio, con lo que los cambios derivados de la expansión urbana por este sector se antojan constantes e inevitables.

La fotografía muestra, bien a las claras, los cambios operados en el lugar desde 1876. El río Elorz y el actual puente quedan ocultos por los árboles que jalonan las orillas, y vemos en primer plano las instalaciones de la factoría de Piensos Sanders. Queda también oculta la antigua carretera de Estella, hoy avenida de Aróstegui, pero sí que distinguimos la alta chimenea de Inquinasa. Al fondo se ve la sierra del Perdón, y justamente debajo el perfil de Cizur Menor, con la iglesia parroquial a la derecha y la Encomienda Sanjuanista a la izquierda, tal y como fueron retratados en la foto antigua, hace la friolera de 136 años. Siguiendo la línea de la cresta, ya en el extremo izquierdo de la foto, se adivina la masa de árboles que rodea a la ikastola San Fermin, la más antigua de las ikastolas de Navarra. Surgió en pleno franquismo, en una época en la que muy pocos creían en el futuro de la lingua navarrorum, y es hoy, gracias a aquellas primeras y visionarias familias, un centro de referencia en la recuperación del euskara en Navarra. Además de ser el lugar donde trabajo desde hace ya 21 años.