PAMPLONA. “Cuando me llamaron para decirme que estaba nominado a los premios Barbero 3.0, el certamen nacional más importante de peluquería para caballeros, le estaba cortando el pelo a un señor ya jubilado. Y como me acababa de enterar y tenía muchísimas ganas de contarlo, se lo comenté a él. Al enterarse, su respuesta fue: ¿Cómo va a haber quedado finalista un peluquero de barrio? Le sorprendió muchísimo que el peluquero de debajo de su casa hubiese quedado finalista en un concurso de estas características”, confiesa el pamplonés Sergio Irisarri. Y es que, a pesar de que “hay quien piensa que estas cosas solo pasan en Madrid o Barcelona”, Pamplona es un “referente a nivel nacional e incluso internacional” en este ámbito.
El propio Sergio, que regenta un salón en la trasera de la plaza Monasterio de Azuelo, y su compañero de profesión Roberto Dallo, que trabaja en la calle Esquíroz, se encargaron de confirmarlo el pasado día 6 en la gala Barbero 3.0. “Se presentaron 68 colecciones de participantes de todo el Estado y hubo dos categorías; la de mejor barbero y la de mejor colección, que es a la que estamos nominados nosotros dos”, explica Dallo, que apostó por una colección pensada para un “hombre elegante, con personalidad y que quiere gustar”. Mientras que Sergio realizó una propuesta en la que las nucas y los laterales rapados eran los protagonistas.
No obstante, y a pesar de que en el ámbito profesional la peluquería navarra se considera un referente, a pie de calle la percepción es diferente. “No somos conscientes de lo que tenemos aquí y es una pena que la gente piense que todo lo mejor está fuera de Pamplona, en Madrid, Barcelona o Londres, por ejemplo, y que no se den cuenta de que lo mejor lo tienen en casa”, señalaron ambos profesionales de la Comunidad Foral. “En Pamplona y Comarca hay muchísimo nivel y gente que hace unas colecciones maravillosas, pero no sabemos vendernos”, lamenta Dallo en referencia a los que el llama la “bendita competencia”.
tendencias “Antes la gente venía a la peluquería sin tener muy claro qué quería y nosotros le dábamos ideas y le orientábamos sobre lo que le podía quedar mejor. Sin embargo, ahora vienen con fotos o diciéndote quiero que me hagas el corte de fulanito o menganito”, señala Sergio Irisarri, convencido de que estas tendencias gustan porque las llevan personas reconocidas o a las que la gente admira. “Generalmente suelen pedir cortes que han visto por la tele o a algún futbolista, pero que son cortes que si tú se lo haces una semana antes, te hubiesen pedido inmediatamente que se lo quitases”, confirma este peluquero.
Además, en este punto confluyen otros aspectos más allá de que el corte esté o no inspirado en una cara conocida. “Hay veces que te piden el corte de tal. Y resulta que esa persona tiene la cara muy alargada por lo que, si encima le rapas la nuca y los laterales, se le van a acentuar demasiado los rasgos y lo más probable, es que le quede mal. Entonces llega el sí, pero... Ese momento en el que intentas aconsejarle y explicarle otras opciones. Pero si se empeñan en que quieren ese corte o peinado en concreto, lo haces, aunque no sea el que mejor les vaya a quedar”, asegura Dallo.
Y es que, como dice Sergio, “ser peluquero es algo más que ser un cortapelos”. “Nosotros nos hemos formado, hemos estudiado visagismo (una combinación de técnicas que busca exaltar la belleza del rostro a través del maquillaje y el peinado), sabemos qué es lo que te puede quedar bien o no según tus rasgos”, apunta Irisarri, que a pesar de todo reconoce que cada vez nos dejamos llevar más por la televisión y por el mundo del deporte, sobre todo del fútbol.
No obstante, el temido qué dirán también juega un papel importante a la hora de cambiar de look, especialmente si es una apuesta arriesgada. “La filosofía que yo tengo en Pamplona es que es un lugar complicado para pasar desapercibido. Aquí, nos conocemos todos y si no es uno, será otro, el que te diga algo sobre tu cambio. Además, como haya más de una reacción negativa al cambio, tendemos a pensar que ha sido malo”, comenta Roberto, que a la hora de preparar su colección también tuvo que lidiar con esto.
“Al hacer las colecciones para el concurso, había modelos a los que les decías que se dejasen la barba más larga y les costaba por la opinión de su entorno. Sin embargo, al final, muchos han acabado llevando barba porque se ven más atractivos”, relata Dallo.