Pamplona - El amplio local de Triki Traku en la calle Río Arga del barrio de la Rochapea es un hervidero de gente estos días. La semana pasada comenzó la venta especial de juguetes de segunda mano que Traperos de Emaús pone en marcha por quinta Navidad consecutiva y que este año se prolongará hasta el víspera de Reyes. “Cada vez viene más gente y además tenemos más producto”, señala Ubaldo González, responsable de la tienda.

Traperos de Emaús recoge todo lo que no queremos, lo que creemos que nos sobra: ropa, muebles, electrodomésticos... y también juguetes. Ponen a la venta lo que puede reutilizarse en sus tres tiendas de Pamplona, esta de la calle Río Arga y las de la calle Artica y la Milagrosa, además de las de Estella y Tudela. Entre las cinco dan empleo a 18 personas. En Navidad, la tienda de la Rochapea se convierte en un gran almacén de juguetes. “Nuestra filosofía es la reutilización, dar una segunda vida a los objetos que en nuestra casa no usamos pero que a otras personas les pueden servir”, reflexiona González. De lo que se trata, en definitiva, es de que “de alguna manera no sigamos cargando nuestro consumo sobre el medio ambiente”, añade.

La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes calcula que en estas fechas se compra el 75% de los juguetes que se venden en todo el año. Precisamente por esa demanda, ahora es cuando están más caros en el mercado. Además, la fabricación de los juguetes requiere gran cantidad de energía y recursos naturales (agua, petróleo, metales, árboles) y cuando se convierten en residuos su eliminación tiene también un importante impacto ambiental. De ahí que alargar la vida útil de un juguete es contribuir a la defensa del medio ambiente. “Es una cuestión mental, hay que trabajar poco a poco en esta sociedad de usar y tirar, con la idea de que se pueden recuperar muchas cosas. Es un trabajo muy lento, pero aquí vemos que cada vez vienen más clientes fijos”, asegura González.

Traperos de Emaús recoge juguetes durante todo el año, principalmente en los meses de noviembre y diciembre “que es cuando la gente hace limpieza en casa y vuelven a preparar el dispositivo para los próximos juguetes que van a llegar”, señala Ubaldo González. Es un círculo vicioso que se repite con cualquier otro objeto: “Llama la atención pero en los cambios de temporada y en los puentes hay una avalancha de ropa; por ejemplo en el puente foral nos llega cantidad de producto, la gente aprovecha para hacer limpieza y muchos de los objetos que se tiran están bien para volver a usarlos”, abunda.

Una vez recogidos, los juguetes van a la nave de Traperos en Sarasa, donde seis trabajadores los seleccionan. Los que salen ahora a la venta están prácticamente nuevos. “En Sarasa se prueban los que son de pilas para comprobar que funcionan y se repasan todos. Por ejemplo, si vamos a poner a la venta un puzzle de 1.500 piezas, hay que asegurarse de que están todas”, sostiene González. De allí van a Triki Traku, donde les esperan los clientes a centenares. “Viene todo tipo de gente”, asegura el responsable, que distingue tres tipos de compradores: “Viene gente con bajo poder adquisitivo que busca un chollo; otro sector está formado por coleccionistas que buscan cosas antiguas, muñecas, legos... y luego está la gente que simplemente quiere ahorrar algo”, añade. González calcula que en Triki Traku los juguetes están un 30% por debajo del precio de mercado, “aunque es verdad que hay objetos de coleccionismo que son difíciles de valorar porque no están en el comercio normal, sino que son más de tienda especializada”, matiza.

Ubaldo González cree que muchos juguetes modernos solo se usan un par de semanas. “El niño pierde interés porque hace siempre lo mismo, el coche que va para adelante y para atrás. En otros pueden desarrollar más la imaginación, pero no es lo habitual. Casi todo el mundo va al juguete electrónico o a las muñecas; esta realidad es la que hay”, reflexiona.

Es la propuesta de Traperos de Emaús. Una invitación a que nuestros hijos no se pasen la Navidad persiguiendo los inalcanzables sueños que proponen los anuncios, a buscar una forma de celebración más justa social y ambientalmente y a compartir y regalar juguetes que eduquen en valores evitando, por ejemplo, reproducir estereotipos sexistas. Y de paso, a contribuir a la labor social de Traperos de Emaús, donde trabajan 233 personas. Triki Traku está abierto hasta el 5 de enero de lunes a sábado, mañana y tarde, en la calle Río Arga de Pamplona.