pamplona - El Ayuntamiento de Pamplona inauguró ayer On Egin (Buen Provecho), el nuevo comedor social para personas con graves necesidades económicas y en situación de exclusión social, y que sustituye al comedor Oscus de Navarrería. Un proyecto que ha sido realidad gracias al trabajo realizado por las unidades de barrio que han sabido dar “respuesta” a la situaciones de riesgo de exclusión o con problemas de “pobreza endémica o conyuntural”. “Sois los ojos y manos del Ayuntamiento donde se os necesita”, aseguró ayer el alcalde Joseba Asirón. Un recurso, con una inversión de 187.573 euros en un local en desuso, que posibilita avanzar hacia la “integración” al contar, además del comedor, con un nuevo espacio de “convivencia y ocio para los usuarios”, que se destintará a Centro de Día para las personas más vulnerables. Tal y como explicó la directora del área Idoia Saralegui, en este espacio, además de facilitar prensa, acceso a internet y juegos de mesa, se pretende contar con el apoyo de un educador social que que realice actividades de ocio, asesore a las personas que participan en este recursos, y en ocasiones, acompañae a las personas usuarias en sus gestiones o los derive a los educadores de calle. El local cuenta además con dos despachos para los educadores de calle más una pequeña sala de reuniones, proximidad ésta que fue valorada ayer en positivo por Saralegui.

En 2017 el comedor municipal atendió a 247 personas, lo que supuso un incremento del 21,1% respecto al año anterior. Tiene capacidad para 50 personas (en dos turnos), aunque ayer estaban apuntadas 70. La concejal de Acción Social, Esther Cremaes, destacó que en lo que va de año hasta agosto se han atendido a 108 personas (la mayoría empadronadas en Pamplona) lo que indica que “es un servicio eficaz”. El perfil de persona usuaria es el de un varón (65,59% de hombres frente a un 34,41% de mujeres) de nacionalidad española el 50,66%, y soltero en un porcentaje de 30,77%. Casi el 42,41% de las personas adultas atendidas no perciben ningún tipo de prestación de la administración y casi un 82% están empadronadas en la ciudad. Las personas usuarias tienen de 25 nacionalidades diferentes. El 55,87% ostentan ciudadanía de países miembros de la Unión Europea. Por nacionalidades, además de 125 personas de origen español (un 50,66%), el comedor acoge, entre otras, a 18 personas marroquíes, 8 de Ecuador, 7 de Nigeria y 7 oriundas de Rumanía. En 2017 se ofrecieron 36.374 servicios.

La empresa Tallunce SL es la encargada de llevar a cabo el servicio, por un importe anual de 141.970 euros. La reforma del local de 224 m2 (Carmen 25) se ha llevado a cabo a través del Centro de Formación para el Empleo de Landaben y trabajadores de Empleo Social Protegido El comedor social es uno de los recursos del Programa de Alta Exclusión que gestiona Xilema y que cuenta con el Centro de Personas Sin Hogar de Trinitarios, el servicio de atención a personas en calle y que impulsa una línea de trabajo de alojamientos en establecimientos hosteleros como pensiones. Los educadores de calle Arkaitz Ulayar, Patxi Martinez y Esther Villar destacaron ayer que hay entorno a 150 personas al “límite”, de ellas entre 20 y 30 durmiendo en calle y el resto con vivienda insegura o inadecuada, una realidad en aumento debido sobre todo al alto precio de los alquileres con habitaciones que superan los 300 euros.

Al frente del comedor se encuentra Edurne Arana, quien admite que “este año está llegando más gente”. El horario del comedor es de 13 a 15 horas y de 19.40 a 20.45. Sirve comidas y cenas (se llevan el desayuno) y el cátering lo llevan personas del tajo de empleo social. También hay familias que recogen la comida envasada.