Unai S.V., de 26 años y el conductor responsable del atropello en mayo en la avenida de Bayona de Pamplona que provocó la muerte del joven pamplonés Pablo Salinas Cervera, de 32 años, reconoció ayer el relato acusatorio de la Fiscalía en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 2 de Pamplona, y pidió perdón a la familia y a la sociedad: "Admito lo que hice y asumo la responsabilidad. Lo siento mucho, es algo que arrastraré toda la vida y ojalá nunca más se produzca una muerte así. Chirrié las ruedas en una rotonda, me asusté al escuchar a la Policía que me seguía y mi impulso fue acelerar. Cuando el chico pasaba el paso, no me fijé porque estaba pendiente de mirar atrás". El perdón lo expresó también directamente en el uso de la última palabra cuando los familiares de Pablo Salinas estaban presentes en la sala.

Cuestionado por el motivo por el que no detuvo el vehículo de inmediato, confesó: "Me entró un ataque de pánico y de ansiedad. No sabía qué hacer ni cómo abordar la situación". Así que siguió huyendo hacia delante hasta aparcar en la calle Monasterio de Irache, junto a las dependencias de la Policía Municipal de Pamplona. Y de ahí huyó a pie hasta unos arbustos de Trinitarios. "La hemos liado", dijo al llegar los agentes.

La Fiscalía ha rebajado su petición inicial de pena y ahora le reclama 7 años y 3 meses de prisión, además de una indemnización de 35.000 euros y la acusación particular pide 9 años por los delitos de homicidio por imprudencia, conducción temeraria y abandono del lugar del accidente y 50.000 euros. El seguro del vehículo ya ha indemnizado.

El acusado circulaba a una velocidad de entre 106,19 y 109,66 kilómetros por hora (el margen de error es del 8-10% y se tomaron los valores mínimos y, por tanto, más beneficiosos para el procesado) en el momento de impactar contra la víctima. Conducía a más del doble de la velocidad permitida en el lugar, ya que se trata de una vía limitada a 50 kilómetros por hora.

Los hechos del escrito acusatorio señalan que "sobre las 00:00 horas del 28 de mayo de 2021, el acusado conducía su vehículo después de haber bebidas alcohólicas (arrojó un resultado positivo de 1,56 mg. de alcohol por litro de aire espirado a la 1.16 horas), cocaína y MDMA, influenciado por la ingesta de esas sustancias en las horas previas y constituyendo un riesgo para la circulación".

Además, continúa el escrito, el acusado circulaba a gran velocidad, accediendo desde la calle La Rioja a la Avenida de Barañáin sentido Plaza de Europa haciendo chirriar sus ruedas, lo que alertó a una patrulla de Policía Municipal de Pamplona. Al percatarse de la presencia del vehículo policial, aceleró y circuló a gran velocidad, superando los 100 km/h. El agente que le persiguió declaró ayer en el juicio que inició la acción al transitar por el hotel Iruña Park y oir un ruido fuerte, Luego solo vio el coche al salir de la rotonda y lo perdió de vista.

Al llegar al paso de peatones situado a la altura del número 39 de la Avenida de Bayona, el acusado, pese a que el semáforo para vehículos se hallaba en fase roja, generando un grave riesgo para la circulación, continuó circulando a gran velocidad, sin aminorar la marcha, rebasando el semáforo mientras todavía se encontraba en fase roja, circulando por el carril izquierdo y pese a que había un camión de recogida de basura parado en el carril derecho. En ese momento la víctima estaba atravesando dicho paso de peatones, dado que su semáforo se encontraba en fase verde, siendo arrollado por el vehículo del acusado. "Fue imposible que el chico reaccionara", testificó ayer el encargado de la basura.

"Alguien normal no conduce así"

El cuerpo de Pablo Salinas fue proyectado por encima del capó, golpeando el techo del vehículo, siendo desplazado 78 metros más adelante del lugar del atropello, donde quedó tendido en el suelo, falleciendo en el momento. Una testigo, enfermera de profesión que conducía su vehículo en ese momento por el lugar y estaba detenida poco más adelante ocupando un carril derecho, afirmó que el coche "no hizo intento de frenar ni nada. Me quedé asustada porque pasó a 10 centímetros. Por una milésima me vi la cara destrozada. Mi miedo era que alguien normal no conduce de ese manera. Fue una muerte muy injusta, demasiado impactante y cuesta borrarlo de la memoria. No es justo que te tiren de ese manera".

El acusado iba acompañado por tres jóvenes más en el vehículo a quienes puso en peligro tras huir del lugar. Continuó circulando a gran velocidad hasta llegar al parking de motos sito enfrente de las dependencias de Policía Municipal de Pamplona, donde se bajó de su vehículo, para continuar huyendo a pie, siendo interceptado por los agentes escondido entre unos arbustos sobre las 00.15 horas. Ayer declararon los tres acompañantes del acusado, que afirmaron que tras el atropello el conductor "se quedó en shock, hiperventilando y no nos escuchaba. Gritaba y decía qué hago, qué hago...".

Lugar del accidente en la avenida Bayona de Pamplona.