Los comerciantes le plantan cara a la tala de árboles en la Plaza de la Cruz. Varios establecimientos de la zona han pintado sus escaparates de verde para mostrar su rechazo al proyecto de construir un parking subterráneo en la Plaza de la Cruz, que conllevaría la tala de 45 árboles y unas obras de 22 meses. “Las pérdidas para nuestros negocios serían tremendas y vamos a luchar para que no se lleve a cabo semejante barbaridad”, aseguran los comerciantes. 

Maider Díaz, propietaria de la librería Chundarata, fue una de las promotoras de la iniciativa, a la que se han sumado comercios de la calle Paulino Caballero, de la calle Sangüesa y del casco viejo. “Cuando empezaron las concentraciones, pensamos en hacer algo y hemos estado pintando por varios escaparates. Algunos los hemos decorado nosotras y en otros han sido ellos mismos”. 

“Me parece que el problema es que el proyecto se ha hecho sin consenso. Y no nos parece bien que se acabe convirtiendo la ciudad en quitar árboles para poner hormigón. Va a ser como la Plaza del Castillo, que es intransitable en verano. Luego, el propio Ayuntamiento nos pide que estemos a la sombra cuando hay olas de calor. Hay que mantener las zonas verdes, ya no solo por nosotros, también para que aniden los pájaros, para que haya insectos, es muy necesario”, remarca.

“Ya hay muchas plazas de parking y se supone que estamos yendo hacia otro modelo de ciudad alejado del coche. Se puede venir en bici o en villavesa y no hace falta hacer más parkings, que ya estamos rodeados. Rectificar es de sabios”.

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Protesta contra el aparcamiento de la Plaza de la Cruz Javier Bergasa

En el mismo sentido se manifiesta Itziar Olave en Muga, la tienda contigua en Paulino Caballero. “El proyecto me parece muy mal. Una mierda. En todos los países se está intentando proteger el centro de las ciudades para que sean más agradables para el ser humano y aquí estamos promoviendo la cultura del coche. Supongo que será por dinero, pero no tiene ningún sentido”. 

Además, considera que las obras afectarán mucho a sus negocios. “Lo primero, porque va a haber mucha más circulación al ser la única calle que hay de bajada. Además, va a haber más problemas para aparcar, con lo que los clientes lo van a tener peor”. 

Mari Paz, de Koala, coincide plenamente. “El comercio está como está y no necesitamos más trabas ni impedimentos para que entre la gente, además del impacto medioambiental que tiene. Nos va a afectar al negocio seguro”. 

Mari Paz, en el escaparate de su tienda Koala. Iñaki Porto

Asimismo, critica el sentido del proyecto. “Seguramente no sea necesario, pero es una cuestión política. Nos lo quieren imponer y todo lo que podamos hacer desde el vecindario lo haremos. Nunca llueve a gusto de todos, pero vuelven a ser obras en la calle y problemas para los comercios. De momento, parece que el asunto ha llegado a Medio Ambiente y vamos a esperar a ver qué pasa”, confía. 

En plena calle Sangüesa, uno de los escaparates más reivindicativos es el de Yolanda Olmedo, de Labores a mano. “No estamos en contra del aparcamiento, pero vamos a hacerlo con cabeza. Yo soy vecina de la calle y hay varios edificios que están que se caen. En algunos iba a haber una rehabilitación en septiembre e iban a poner andamios, pero ahora no sé qué pasará”. 

“Aquí viene gente mayor, con tacataca y con sillas a motor. Por otra parte está el ruido, porque nosotras damos clases aquí dentro. Si ahora estamos notando la vibración del colegio de Maristas, imagínate cuando lo tengamos en esta calle. Además, a 50 metros hay otra excavación y creo que nadie ha pensado en eso”. 

Así, teme que las consecuencias sean muy negativas para su negocio. “Si la gente no viene a comprar, yo no como. Entonces, tendré que tirar seis años de esfuerzo y una pandemia a la mierda. Estuve cosiendo mascarillas hasta las 5 de la mañana como una loca y ahora qué hago si la gente no viene por el parking. Es muy duro, pero vamos a luchar hasta el final”.

Justo en el comercio de abajo se encuentra Tere del Río, trabajadora de Turo Sol Saludable. “Estamos preocupados por todos los árboles que van a cortar y por los inconvenientes que nos va a crear. Creo que hacía falta un parking, pero que hay otras zonas donde iba a crear menos impacto. Está es la calle más estrecha y no me parece lo más adecuado”. 

Tere del Río, trabajadora del centro de bronceado Turo Sol Saludable de la caalle Sangüesa. Iñaki Porto

“Para nosotros sería mucha pérdida de visibilidad y de accesibilidad. Yo tengo muchas máquinas delicadas y en este edificio iba a haber una reforma que ya no sé si se va a hacer. Está bastante deteriorado y tememos que el edificio pueda sufrir bastante. La situación es crítica”, concluye.