Este lunes se cumple un año del inicio de la decimotercera legislatura en el Ayuntamiento de Pamplona, que comenzó con la toma de posesión de Cristina Ibarrola y que doce meses después cuenta con otro inquilino en la Alcaldía.

La moción de censura que se hizo efectiva el 28 de diciembre ha dividido en dos partes iguales este primer año de mandato, cuyo desarrollo ha estado marcado por el acuerdo entre abertzales y socialistas que propició el relevo en el equipo de Gobierno.

El cambio de rumbo en la gestión municipal ha sido evidente desde entonces. De la minoría arrogante de UPN, que hizo todo lo posible para no tener los socios que necesitaba, se ha pasado a una sólida mayoría que conforman EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, con 16 de los 27 concejales, lo que ha permitido la aprobación del Presupuesto después de dos años con las cuentas prorrogadas y con ello activar los proyectos que habían quedado paralizados.

Los primeros seis meses de legislatura apenas tuvieron contenido. Excepto la paralización del aparcamiento previsto en la Plaza de la Cruz ante la oposición vecinal y tramitar a regañadientes el proyecto del carril bici de Beloso que había aprobado Enrique Maya, Ibarrola se dedicó a aparentar que gobernaba a base de anuncios, ruedas de prensa y golpes de efecto.

De la minoría arrogante de UPN, que hizo todo lo posible para no tener los socios que necesitaba, se ha pasado a una sólida mayoría que conforman EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, con 16 de los 27 concejales

La lista es larga, pero se pueden mencionar como ejemplos la visita de los reyes con motivo de la celebración del Privilegio de la Unión, la suelta de farolillos el día de San Saturnino, la firma de un convenio turístico con el Ayuntamiento de Madrid del que no hay rastro o la colocación de placas en el recorrido del encierro, que han tenido que ser retiradas por no ser seguras del todo.

Como si supiera que su final estaba cerca, la entonces alcaldesa se lanzó a una desenfrenada campaña de promoción personal mientras daba largas a los proyectos pendientes, incapaz de ampliar los consensos que precisaba imperiosamente para gestionar el gobierno municipal, pero sin perder de vista lo que sucedía en la dirección de su partido a la que con decisión había decidido optar.

Mucho ha cambiado el panorama para Ibarrola desde que en aquella sesión plenaria celebrada hace un año asumiera la vara de mando del Ayuntamiento de Pamplona. La felicidad y las sonrisas de ese día han dejado paso a una oposición sin cuartel, llegando a las descalificaciones personales y los insultos en algunos casos, en una pendiente sin freno y con destino incierto. Al menos puede presumir de que ha conseguido hacerse con los mandos del partido regionalista, porque su corta etapa como alcaldesa terminó de forma repentina el día de los santos inocentes.

Asiron alza su vara de mando tras tomar posesión de su cargo, junto a Joxe Abaurrea, Koldo Martínez y Txema Mauleón. Oskar Montero

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Fotos: entrada y salida de los grupos municipales del Ayuntamiento de Pamplona para la moción de censura DIARIO DE NOTICIAS

En estos segundos 6 meses de la legislatura la actividad ha sido intensa. Además de la aprobación del Presupuesto, con un importe de 266,9 millones, el segundo más alto de la historia, solo superado por el que disfrutó Yolanda Barcina en 2007 (270 millones de euros), se ha sacado adelante el Plan de Vivienda, que contempla la creación entre 1.200 y 1.600 viviendas protegidas en los próximos ocho años, el proyecto para la rotonda de San Jorge o la reurbanización del paseo de Sarasate.

El área de Acción Social ha sido una de las más beneficiadas por este cambio en la Alcaldía, con un aumento del presupuesto y del personal para atender las carencia detectadas en los apartamentos tutelados, el servicio de atención a domicilio o a las personas sin hogar.

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Mientras la gestión municipal coge velocidad de crucero con acuerdos entre las 4 formaciones progresistas, el principal partido de la oposición parece aferrarse al primer tramo de la legislatura, echando la culpa a todo el mundo de la moción de censura contra Ibarrola, quien antes de dejar el cargo aún tuvo tiempo de acondicionarse un despacho propio en las dependencias de su grupo municipal ante lo que estaba por venir.

Lo último episodio ha sido la espantada que los concejales de UPN protagonizaron el miércoles pasado en la Comisión de Urbanismo, de la que decidieron salirse en desacuerdo con la admisión a trámite de una moción de urgencia firmada por las 4 fuerzas progresistas, que el secretario del Pleno había avalado para su debate. Quedan otros tres años. Esto no ha hecho más que empezar.