Detectar infartos en la vía pública al instante para reducir los fallecimientos, bicicletas de spinning o microaeregenerdores que producen energía que se consume in situ y eliminan los costes del transporte, sensores acústicos que miden la agradabilidad de los sonidos o una alarma que protege el cableado del alumbrado público.

Pamplona celebra la tercera edición del Smart Iruña Lab, la ciudad se convertirá en los próximos meses en el campo de pruebas del futuro y los equipos de estos cuatro proyectos tecnológicos, innovadores y creados con inteligencia artificial probarán sus ingeniosas ideas en edificios, farolas, aspersores o semáforos. 

Robo de cables en el alumbrado público

La alarma avisa al segundo y funciona como un móvil

Mikel Meoki diseña dispositivos electrónicos que transmiten y reciben datos, hace unos años se percató del aumento de robos de cables –estos actos incívicos han subido porque el precio del cobre se ha incrementado– y creyó que su empresa –Embeblue– podía solucionar “la faena” que estos hurtos provocan a las instituciones públicas y empresas de mantenimiento: interrupción del servicio eléctrico, pérdidas económicas y desperfectos en la red. “Los operarios que arreglan la infraestructura corren riesgos porque los cables son peligrosos”, avisa. 

Mikel investigó el mercado y existían sistemas antirobo de cables, pero detectó sus principales “carencias”: la instalación era “cara” y, a veces, las alarmas avisaban de un falso robo. “Cuando te dicen tres veces que viene el lobo, no te lo crees”, comenta. Tras años de desarrollo, Embeblue ha creado y patentado CABLEguard4G, un sistema de monotorización que protege el cableado del alumbrado público.

Los cuatro proyectos ganadores (Energía Gara, Embeblue, SENSE y Copysan), el concejal Mikel Armendáriz y el director del área de Promoción Económica, Carlos Andrés Uranga. Unai Beroiz

El dispositivo es una caja pequeña que se engancha en la última farola, donde están los cuadros de mandos. “La instalación es fácil porque no hay que modificar el cableado, no necesita mantenimiento y la caja es totalmente autónoma debido a su carga nocturna”, destaca.

A los pocos segundos de cortar el cable, la caja envía una alerta –funciona como un teléfono móvil– a la plataforma que se utiliza para gestionar las luminarias.

“De noche, el cable está a 220 voltios y la alarma salta cuando deja de haber energía. De día, el cable está apagado, pero sabemos que se ha cortado porque tenemos un sistema de almacenamiento”, explica.

Durante estos meses, Embeblue realizará prácticas en alumbrados públicos de Pamplona y también hará pruebas con cables bajo tierra. “Hay gente muy lista que sabe muchos trucos”, señala.

Microaerogeneradores en Etxabakoitz norte

Reducir los costes del transporte de la energía

Aritz Chocarro es profesor en el taller escuela de Etxabakoitz, es miembro de Energía Gara y ha diseñado microaerogeneradores y bicicletas de spinning que generan electricidad y, gracias a microinversores, se puede inyectar a dispositivos que funcione a 220 voltios. 

El objetivo de esta iniciativa es hacer frente al cambio climático, reducir la contaminación y apostar por la eficiencia energética para abaratar los costes. “El transporte de la electricidad supone el 11% de la factura. Debemos favorecer que cada persona produzca la energía que consume y ahorre”, asegura Aritz.

Para cumplir con el objetivo, la asociación apuesta por acercar la producción a los puntos de consumo, “democratizar” la generación de energía –ser productores y consumidores– y descentralizar el proceso. “La Unión Europea aconseja trabajar en nodos en vez de en un único punto”, insiste. 

Los alumnos del taller han impreso unos microaerogeneradores en 3D que colocarán en el ascensor urbano de Etxabakoitz norte. “El Ayuntamiento nos dirá el punto de conexión, los dispositivos se acoplarán a las farolas o pérgolas y se aprovechará el punto de suministro”, indica.

La electricidad generada irá al punto más cercano –el ascensor de día y las farolas a las noches– y el Consistorio se beneficiará porque ahorrará costes. “Será autoconsumo directo”, ahonda. 

Reducir las muertes por infartos o caídas

Cámaras que calculan el ángulo de las articulaciones

En 2024, las caídas accidentales fueron la principal causa de muerte en Navarra con 141 decesos –99 eran mayores de 80 años– y se registraron 320 infartos.

“Somos una ciudad cardioprotegida, pero el tiempo de reacción es clave. Cada 30 minutos las posibilidades de fallecer aumentan un 7,5%”, indica José Santos, director de Copysan, empresa que está desarrollando una inteligencia artificial que detecta, monotoriza y avisa en tiempo real de que una persona se ha caído en la vía pública como consecuencia de un mareo, infarto, tropiezo... “Nos gustaría ser la primera ciudad del mundo con alerta temprana en caídas e infarto”, desea José.

La IA, apunta, utilizaría cámaras de seguridad del Ayuntamiento de Pamplona y calcula los ángulos de las articulaciones del cuerpo humano. “Así sabemos si la persona está en posición vertical u horizontal”, detalla. A continuación, se enviaría una señal de alerta al 112, que se podría conectar en tiempo real a la cámara, ver qué está pasando y reaccionar con inmediatez. 

 Copysan también quiere utilizar esta tecnología para calcular aforos en eventos multitudinarios. José afirma que las cámaras inteligentes actuales tienen “un número finito de conteo por la velocidad del procesamiento”, pero el problema desaparece si se aplica su inteligencia artificial.

El algoritmo lo diseñamos en la pandemia porque nos pidieron calcular el número de personas en la calle en movimiento y si se cumplía la distancia de seguridad social. Empleamos un hardware que procesa una cantidad ingente de información al segundo”, relata.

Copysan testeará su inteligencia artificial en los alrededores del Sadar, la privacidad de las personas está garantizada –se ocultan todos los aspectos que hagan posible su identificación– y esta herramienta ayudaría al Consistorio a tomar decisiones más eficientes en materia de seguridad. 

Sensor que detecta la agradabilidad del sonido

Mejorar la calidad acústica de calles y plazas

Amaia Sagasti estudió en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, trabaja en un grupo que investiga las tecnologías del sonido y de la música y está desarrollando un sensor acústico inteligente que monotoriza entornos sonoros urbanos en tiempo real.

Gracias a la inteligencia artificial, el dispositivo SENS mide los decibelios y el impacto emocional que genera en los seres humanos. “Los sonómetros registran con exactitud la presión sonora, pero también es interesante saber qué lo produce, de dónde viene y si el ruido es molesto o no”, defiende Amaia. 

SENSE detecta las distintas fuentes sonoras que están presentes en el entorno –tráfico, una sirena, gente hablando, música o un perro– y basándose en el estándar internacional ISO-12913 –recoge las emociones que los sonidos generan en los humanos– e informa si lo que se oye es agradable –señal verde– o desagradable –señal roja–. “No es lo mismo escuchar un atasco que un violín. Aunque estén al mismo volumen, generan sensaciones distintas”, destaca. 

SENSE envía los resultados a un servidor remoto en tiempo real, la información se puede consultar en una plataforma y el sonido capturado no se guarda ni se registra. “Cuando se analizan tres segundos de audio se eliminan y se estudian los tres siguientes. SENSE solo manda la interpretación del entorno sonoro y así se conserva la privacidad de los usuarios”, explica.

El grupo de investigación hará pruebas en 10 puntos de Pamplona y esta información permitiría al Ayuntamiento “tomar medidas específicas” para solucionar problemas de ruido y convivencia y mejorar la calidad acústica de los espacios públicos.