El Comedor Social París 365 ha recuperado este lunes sus cenas presenciales tras un parón de dos meses, en los que por problemas seguridad servían la cena a mediodía en un tupper. “Teníamos muy claro que el compromiso del París es dar 365 días tres comidas diarias, y queremos que se den condiciones de dignidad, comida caliente y en un plato”, ha expresado este lunes su presidente, Josean Villanueva, que ha recordado que cada día atienden a unas 40 personas y ofrecen alrededor de 75 menús “con todo el esfuerzo que supone, económico por supuesto, y de voluntariado, porque todos los servicios están atendidos por personas voluntarias todos los días”.

 Debate en la sociedad

Josean ha reconocido que interrumpir las cenas presenciales no fue “una decisión finalista, sino con la idea de abrir un debate interno y en la sociedad. Alrededor del París habían surgido algunas situaciones conflictivas que no tenían que ver directamente con el París y que nos llevaron a la idea de parar y pensar qué hacemos”.

Han retomado el servicio “porque hemos conseguido abrir un debate, con muy buena respuesta. Nos llamó el Parlamento, el Ayuntamiento de Pamplona, hemos participado en debates vecinales... La situación no es la misma. A nivel práctico no hay novedades, pero sí hemos generado ese debate en la línea de que las respuestas tienen que ser integrales. Partimos de una Ley de Extranjería que limita los derechos de las personas que vienen buscando una vida mejor, una ley restrictiva que no les permite desarrollarse y les obliga a vivir en la calle, con todo lo que supone. La calle genera situaciones de violencia que se trasladan muchas veces en peleas y molestias vecinales”, ha dicho.

El presidente ha reconocido que entre el colectivo de personas migrantes también se ha producido “una reacción de intentar establecer otra forma de relacionarse. Hablamos de un colectivo muy pequeño, más marginalizado si cabe, que se puede dar en situaciones también de consumos, deudas... y no representa al colectivo ni mucho menos. De hecho, hay muchos testimonios de personas que atendemos, de separarse de esos comportamientos más disruptivos que generan esa inquietud”. Comportamientos, insiste, que no tienen cabida en los usuarios del comedor social “porque tenemos un sistema muy estricto de normas y comportamiento, nunca hemos tenido problemas”

Por último, reflexiona sobre “cómo muchas veces se invisibiliza a los colectivos vulnerables, por ejemplo para evidenciar que en nuestra sociedad tenemos pobreza alimentaria y gente viviendo en la calle. Pero cuando se producen molestias parece que son miles de personas. Las instituciones tienen la responsabilidad de ofrecer respuestas integrales, y además contundentes y urgentes”.